El Nou d´Octubre fue diferente ayer por el elevado número de distinciones que el gobierno del bipartito entregó. Hasta un total de 27. No es casual. Tiene que ver en algunos casos con una suerte de reparación histórica con colectivos y personajes olvidados durante años. Si en 2015, las altas distinciones a la asociación de víctimas del accidente del metro de Valencia y a Raimon eran una declaración de intenciones, no lo fue menos ver ayer a una maestra del exilio convertirse en la primera mujer en recibir este galardón. Y algo similar podría decirse del autor de El abrazo, si bien, a falta de premios, Juan Genovés sí ha sido reconocido en el pasado con algunas exposiciones en el Centre del Carme y en el ayuntamiento de la capital, pero no en el IVAM.

Otro distinguido, Joan Francesc Mira, premi de les Lletres, ha sido durante años el eterno candidato a entrar en organismos estatutarios, como el Consell Valencià de Cultura (CVC). Ha sido tras el cambio de gobierno cuando ha entrado en la Acadèmia Valenciana de la Llengua.

El reconocimiento al brigadista Josep Almudéver, y también el de los pintores Manuel Boix y Carmen Calvo, pueden incluirse en esta categoría de la reparación.

Mira, precisamente, puso ayer el tono más reivindicativo y crítico en los actos institucionales del Nou d'Octubre. El escritor y presidente de Acció Cultural del País Valencià (ACPV), que tomó la palabra en nombre de todos los premiados, señaló pronto algunas «consideraciones personales» de calado.

Llamó así a huir del conformismo y a no quedarse solo con el carácter lúdico de una jornada que, desde la Transición, ha estado cargada de carácter reivindicativo. «Conmemorar cada año debería ser algo más que un ritual», aseguró el profesor ante las autoridades y representantes de la sociedad civil. «No podemos solo hacer fiesta cívica de un ´día nacional´», remarcó más tarde.

Mira, que citó a Joan Fuster en su discurso, echó la vista atrás para recordar que «venimos de una etapa muy larga de fracasos relativos» y subrayó que en 1982 «no conseguimos la autonomía que muchos deseábamos». «Ni tan solo el mantenimiento formal de un nombre», señaló en referencia a cómo la denominación inicial de País Valencià fue reemplazada, en aras del consenso social, por la de Comunitat Valenciana.

«Si a pesar de todo el país ha demostrado una vitalidad sorprendente [?] significa que la fuerza de ciertos valores y actitudes se encuentra aún intacta, a pesar de todo, entre buena parte de los valencianos», se congratuló Mira.

El escritor recordó «la gran manifestación» del Nou d´Octubre de 1977, aquella del Llibertat, amnistia, Estatut d´Autonomia, por su capacidad colectiva de reencuentro y de aspiración a un «futuro digno y propio».

Así, en este 2016, «con una autonomía insatisfactoria pero que ha permitido un nivel de autogobierno aún poco aprovechado», llamó a recuperar «aquella idea de país nuestro».

Los actos de entrega de las distinciones vivieron sus momentos más emotivos con la entrega de los galardones a dos supervivientes del exilio. Alejandra Soler se ha convertido en la primera mujer en recibir la Alta Distinción de la Generalitat y ha tomado la palabra de forma improvisada, de pie, desde su lugar entre los invitados, brazo derecho en alto, para animar a la ciudadanía: «Tenemos que darlo todo por un mundo mejor».

También el brigadista Josep Almúdever recibió su premio puño derecho en alto entre una fuerte ovación de los asistentes.

El acto fue íntegramente en valenciano. Solo sonaron unas palabras en castellano cuando el jefe del Consell, Ximo Puig, citó una frases de Alejandra Soler: «Estoy orgullosa de pertenecer a mi generación, que ha sabido darlo todo sin esperar una recompensa. La recompensa impagable es tener conciencia de que hemos estado en el sitio que debíamos estar y como debíamos estar».

El presidente enumeró a todos y cada uno de los premiados, entre los que, además de los citados, también se encontraban nombres como los de Sara Martín, nueve veces campeona de España de gimnasia rítmica, el atleta Orlando Ortega, y Kim López, medallista paralímpico. También en el plano deportivo, la Generalitat reconoció al Club Esportiu Herca, por los 50 años de su fundación, y al pilotari Álvaro López de manera póstuma.

Los sindicalistas Antonio Montalbán y Rafael Recuenco recibieron su reconocimiento, que también puede interpretarse como una reparación al mundo de la lucha obrera. Charo Coll, directiva de Boluda Corporació Marítima, el exrector Andrés Pedreño, José Antonio Bargues, por sus 40 años ayudando a los excluidos y los presos, Patricia Campos, la primera mujer en pilotar un reactor en España, o Celia Amorós, fueron otros galardonados.

En el plano de entidades, la Generalitat premió a la Undef, colectivo que aglutina y gestiona todas las fiestas de Moros y Cristianos de la Comunitat Valenciana desde hace 40 años, así como al Teatre Olympia por sus 100 años en Valencia. El de empresas fue para Chocolates Valor.