Los facultativos valencianos detectaron en 2014 una media de 2,3 casos de violencia contra los menores durante el ejercicio de su trabajo, ya sea en las consultas de los centros sanitarios, las especializadas o los hospitales. Las 842 notificaciones presentadas, principalmente ante los servicios sociales, son solo la punta del iceberg de una realidad que la Conselleria de Sanidad quiere ayudar a erradicar poniendo más énfasis, primero en la detección y después en la prevención.

Y es que el número de casos no ha parado de crecer en los últimos ejercicios. Según cifras de la propia Conselleria de Sanidad, de 2010 a 2014, los episodios notificados casi se han duplicado (de los 465 de 2010 a los 842 del último año estudiado, 2014).

En total, en estos cinco años se ha dado la alarma un total de 3.383 veces y, aún así, las autoridades sanitarias entienden que todavía hay una infradetección en el sistema sanitario si se tiene en cuenta las cifras de otros países desarrollados. Si aquí se está hablando de una tasa de 72,99 por 100.000 menores-año, en Estados Unidos, la tasa de notificaciones en 2013 fue de 42,9 por 1.000 niños.

El objetivo es, de hecho, aumentar un 20 % el número de alerta sanitarias emitidas, sobre todo, en el ámbito de la Atención Primaria donde es más fácil hacer un seguimiento de los menores en las consultas del pediatra.

Los profesionales sanitarios tienen, de hecho, la obligación de comunicar cualquier situación anómala que detecten a través de unos formularios específicos que se estandarizaron hace ahora una década. Estas situaciones «anómalas» no solo abarcan el uso directo de la fuerza contra los menores -que deriven en daños físicos- sino que incluyen también todos los tipos de maltrato ya sea físico, psíquico, abuso sexual o incluso episodios de negligencia o descuidos en nutrición, higiene, educación?etc.

El departamento sanitario que más alertas ha dado en estos cinco años ha sido el del Hospital General en Valencia, con 550 de los 3.383 totales. En el lado opuesto está el departamento de salud del hospital de Requena con 26 notificaciones de 2010 a 2014. Esta distribución geográfica refuerza una de las conclusiones tras el estudio de los casos acumulados en este lustro: el maltrato infantil es cosa de entornos urbanos.

El 80 % de todas las alertas notificadas se dieron en población residente en ciudades de más de 10.000 habitantes.

Los más vulnerables

Las cifras dan un perfil de los menores más vulnerables a sufrir algún tipo de situación de violencia. Más de la mitad de los casos implican a niñas mientras que los menores de un año serían el grupo de edad más vulnerable ya que concentran la tasa de incidencia más alta de notificaciones por grupos de edad.

La mayor cantidad de casos detectados entre bebés también puede deberse a que son los niños de este grupo de edad los que están más monitorizados por parte de los médicos ya que tanto médicos como enfermeras, matronas y pediatras los ven durante su primer año de vida, al menos, en siete ocasiones programadas.