Eva Ortiz (Orihuela, 41 años) se ha convertido en la persona imprescindible de Isabel Bonig para el día a día del partido, tanto a nivel orgánico, como en la labor de oposición en las Corts. La oroliana aterrizó en Valencia en 2014 tras perder el acta de europarlamentaria y coincidiendo con los cambios que el entonces presidente, Alberto Fabra, hizo en el partido y en el Consell y que se saldaron con la caída de Serafín Castellano y la llegada de Bonig.
Fue el peón clave que el barón provincial de Alicante, José Císcar, logró situar en la regional, sus ojos y sus oídos.
Con el relevo de Fabra tras la debacle electoral, Bonig y Ortiz han logrado formar un buen tándem. Tienen personalidades y convicciones ideológicas distintas (Bonig es más conservadora) pero también cosas en común (la entrega al partido y su carácter peleón).
Tanto se complementan que la lideresa se esforzó para que entrara en el comité ejecutivo regional. Ortiz se mueve bien en los círculos populares (ya tiene complicidades con los vicesecretarios de Rajoy), de ahí que muchos auguran que sabrá abrirse puertas en Génova, quizás las que ahora se le cerraron para encalar al núcleo duro.
Ortiz asegura en privado que su objetivo es hacer presidenta a Bonig e ironiza con que la futura vicepresidencia del PP será de nuevo para Císcar, su gran impulsor. Nadie duda que seguirá como secretaria general. La vida del partido, admite, le tira más que la gestión.
