Si de misas se habla poco en la arena pública, aún más discreta era la presencia de la misa que cada domingo retransmite La 2 dentro del programa «El día del Señor». Hasta ahora. La propuesta de Unidos Podemos para que la televisión pública deje de retransmitir misas, registrada en el Congreso el pasado 20 de febrero, ha despertado un debate casi inexistente en la sociedad y ha acarreado dos datos objetivos. La primera misa televisada en La 2 tras las declaraciones de Pablo Iglesias, la del pasado domingo, ha conseguido el mejor dato de audiencia de su historia: una media de 1.217.000 espectadores con un 21,3% de cuota de pantalla: líder en su franja. Es algo impensable para La 2 y triplica la media de televidentes de la misa. Ha sido el principio de acción-reacción en estado puro, impulsado por una campaña masiva entre los católicos para pedir que se conectara el programa en cuantas más casas mejor como exhibición de fuerza. Por otro lado, una recogida de firmas en Change.org para defender la presencia de la misa en el segundo canal de Televisión Española superó ayer las 75.000 adhesiones. Algo se ha movido en torno a la misa televisiva.
En el plano político, Unidos Podemos se quedó ayer solo al defender su medida. No la comparten ni PP, ni PSOE ni Ciudadanos. Pablo Iglesias afirmó que «la Iglesia católica tiene ya bastantes canales en los que podrían emitir misa o lo que quieran», porque tiene un «enorme poder». «La religión no debería tener espacio» en TVE y debería quedar «para otros ámbitos de la vida pública y privada de las personas», añadió la portavoz del grupo, Irene Montero, informa Europa Press.
Por parte de la Iglesia, resulta interesante la voz del subdirector del espacio «El día del Señor», el sacerdote salesiano Javier Valiente. En un escrito en su perfil social de Facebook, el cura subraya que otros países del entorno de España mantienen la retransmisión de la misa dominical en su programación: «Irlanda, Francia, Suiza, Holanda». Él destaca que el islam, la Iglesia evangélica, la comunidad judía y los católicos comparten este espacio que considera «de servicio público». Se habla de todas esas religiones, aunque el único culto retransmitido es el católico. En defensa de preservar la emisión dominical de la eucaristía, Javier Valiente defiende el siguiente punto de vista: «En la propuesta presentada al Congreso [por Unidos Podemos], se dice que hay que quitar la misa pues la televisión pública debe buscar la "absoluta neutralidad en materia de ideologías, religión o creencias". Como si en casi todos los programas no se transmitieran creencias o ideología. Películas, publicidad, series, programas de entretenimiento, canciones... están transmitiendo creencias, formas de entender la vida, una visión del mundo, de las personas, valores. Es lo que hace la televisión y cualquier medio de comunicación. Y no nos preguntan a la audiencia por ello», escribe el salesiano.
«Sin dogma en TVE»
En la otra vertiente, la organización Europa Laica (que impulsó esta propuesta vehiculada por Unidos Podemos) aplaude el debate generado. Raquel Ortiz subraya que «la televisión pública no puede emitir ningún dogma religioso. Ha de ofrecer programas culturales, informativos, neutrales y sin dogma. Porque hay otras vías para recibir el dogma católico. La Iglesia debe recurrir a los medios privados o a los suyos propios, que tiene muchos, sin recurrir a los medios y al presupuesto de la televisión de todos», sostiene. No había debate. Ahora no hay acuerdo, falta comunión.
