El president de la Generalitat, Ximo Puig, quiso ayer intervenir para atajar las críticas de socios y contrarios y disipar las dudas de los propios después de que la presidenta andaluza y precandidata a la secretaria general del PSOE, Susana Díaz, equiparase el viernes en Xàtiva su apoyo al corredor Mediterráneo con el Central.

Aunque ya el sábado en un acto electoral en Elx la propia Susana Díaz reivindicó la «construcción inmediata» del Corredor Mediterráneo, ayer Ximo Puig hizo un llamamiento a todos los partidos para que «huyan de polémicas absurdas» y se centren en trabajar para que el Corredor Mediterráneo, el «elemento de creación de empleo más potente que puede haber en los próximos años» en varias regiones, sea una realidad.

Según afirmó el jefe del Consell sobre las posibles variantes de esta infraestructura, el Corredor ferroviario mediterráneo «sólo es uno, aunque hay distintas maneras acceder a él», y recomendó «huir de polémicas absurdas». «Corredor -Mediterráneo- hay uno y ahora está atascado, por lo que, lo que tenemos que hacer es huir de polémicas y desatascarlo de una vez», insistió el también líder de los socialistas valencianos.

En este punto, citó la propuesta de la presidenta andaluza y candidata a la Secretaría General del PSOE, Susana Díaz, con la que está Puig «de acuerdo», de, «en vez de rescatar autopistas en la zona de Madrid, hay que invertir esos tres mil millones de euros de manera urgente en el Corredor».

Para Puig, el Corredor Mediterráneo supone «no sólo una exigencia de desarrollo económico» para la Comunitat Valenciana, Murcia, Andalucía y Cataluña, sino el «elemento de creación de empleo más potente de que puede haber próximos años».

Y mientras Puig pedía huir de las polémicas, Compromís informaba también ayer de que su senador Carles Mulet ha presentado dos enmiendas a la moción del PSOE andaluz, castellano manchego, madrileño y aragonés en la cual, afirman, se «prima» al Corredor Central y «se apuesta por un corredor litoral secundario y convertido en una vía muerta al apostar finalizar en Almería y no en Algeciras». Una propuesta que Mulet ha tachado de «agresión a los valencianos», por lo que pide a los senadores del PSPV, así como a los socialistas de Murcia y Cataluña, que muestren su apoyo a la enmienda y «dejen de ser rehenes de la cúpula rancia el PSOE andaluz, que de nuevo actúa con miopía, egoísmo y desprecio hacia los valencianos».

En esta línea, Mulet aseveró que el próximo miércoles, cuando se debata esta moción en la cámara alta, «se destaparán muchas cartas». «Veremos si PP y PSOE de nuevo se pliegan al absurdo posicionamiento de la casta andaluza del PSOE o apuesta por la racionalidad en las inversiones». El senador considera que «la mención secundaria al corredor litoral es en sí una declaración de guerra, al querer reducirlo a la testimonialidad, ya que si este finaliza en Almería como propone el PSOE se convierte en un callejón sin salida, condenado a ser siempre secundario». «Estamos hablando de economía y no de preferencias territoriales», recalcó.

Pide que el PP no se arrodille

Por otra parte, el presidente de la Generalitat también mostró ayer su «decepción» ante la ausencia del PP valenciano en el acto de rechazo a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y a las inversiones previstas para la Comunitat Valenciana, que tendrá lugar este miércoles 25 d'Abril en las Corts. «Le pido al PP que acuda a esa reunión que ha convocado el presidente de las Corts, Enric Morera, y que, en cualquier caso, continúe estando en el lado de los valencianos y no en el lado de Rajoy y del PP», subrayó Puig. «Espero que den marcha atrás a la decisión de arrodillarse ante el interés partidario del PP -añadió-. Los conservadores valencianos se merecen un partido que defienda los intereses de los valencianos y que no defienda los intereses de su partido».

Pero el PPCV confirmó su negativa a participar en el acto y lo hizo esta vez a través de su vicesecretaria general y diputada por Valencia en el Congreso, Elena Bastidas: «No vamos a participar en actos que solo responden a una utilización partidista y sectaria de las instituciones bajo una escenografía propagandística».