Pedro Agramunt continuará como presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE). Según sus colaboradores, así será al menos hasta otoño próximo, cuando tendrá lugar la última sesión del año de este órgano. Todo es consecuencia del viaje que el senador valenciano del PP realizó a Siria con diputados rusos en marzo, que incluyó un encuentro con Bachir Al-Asad.
Una parte importante de la APCE, incluidos representantes del Partido Popular Europeo, ha rechazado pública y formalmente la visita de Agramunt, que este enmarca en el intento por promover la paz en la zona. Pese a las peticiones de dimisión, el veterano político aguanta en el cargo.
La institución aprobó esta semana un mecanismo para la destitución del presidente que recogía la posibilidad de aplicarlo de manera urgente, en 48 horas. Para ello, el sector más crítico con Agramunt, liderado por Ucrania (un representante de este país pasaría a ser el presidente), necesitaba recoger las firmas de al menos 120 miembros de 15 países.
No las consiguió, aseguraron fuentes próximas al senador. La consecuencia, según este entorno, es que, si el ala contraria al popular valenciano logra poner en marcha la vía lenta para la destitución (60 firmas), esta se votaría ya la última semana de octubre, en la última sesión del año. Significa que tendría pocos efectos prácticos, puesto que en la primera de 2018, prevista para enero, a Agramunt ya no le corresponde la butaca de presidente.
No fue la única dificultad ayer. El propio grupo popular en la APCE votó a favor de la expulsión del senador. Sin embargo, la validez de la consulta es más que dudosa, ya que solo votaron 40 diputados de más de 200. El resto se habría ido en señal de protesta, según el portavoz de Internacional del PP.
No obstante, algunas fuentes especulaban con la posibilidad de que el valenciano sea suspendido de sus funciones hasta la votación de octubre. En los debates de esta semana ha cedido eventualmente el puesto al socialista Antonio Gutiérrez Limones, como ya sucedió en abril.
