El exgerente de Imelsa y exyonki del dinero, Marcos Benavent, puntualizó ayer en el juzgado las declaraciones realizadas por uno de sus antiguos testaferros y marido de su secretaria, José Estarlich, quien asegura haber sido un «hombre de paja» para Benavent y haber actuado en la trama de mordidas por «miedo».

Los dos han acabado imputados en el Caso Taula. Una circunstancia que ha convertido a los antiguos colaboradores en enemigos judiciales, como ayer demostró la comparecencia de Benavent ante el juez de Instrucción 18 y el Fiscal Anticorrupción.

El exyonki del dinero declaró que su antiguo colaborador, como empresario, era consciente de su papel de testaferro. «Sabía que cobrábamos mordidas, buscó las empresas y la facturación era falsa. Claro que lo sabía», explicó a los periodistas tras declarar en el juzgado, aunque no quiso responder a los abogados del resto de las defensas.

Entre las empresas en las que Estarlich hizo de testaferro figura la empresa Spartaky Sinergias, creada el 28 de marzo de 2007 para explotar el negocio de los paneles solares en Castelló. «David Serra me dijo que eso era un pelotazo», aseguran varias fuentes que declaró ayer en el juzgado, por lo que invirtió en esta empresa 90.000 euros, procedentes, en parte de las mordidas por adjudicación de contratos que obtenía de la Diputación de Valencia e Imelsa, según diversas fuentes conocedoras de su declaración.

Benavent también negó haber amenazado a su testaferro con «enviarle un psicólogo rumano». Ante los periodistas consideró «increíble» que él profiriera esta amenaza y defendió todo lo contrario: «Yo lo ayudé a él, a su mujer y a su hermano en todo lo que pude», ya que los tres trabajaron en Imelsa.