«Ya en 2006, el mandato que la jueza trasladó al perito Andrés Cortabitarte simplemente fue para que estudiara qué había incidido en el exceso de velocidad» pero, añadió, «nunca le pidió que analizara todas las posibles causas del accidente». «Nieves Molina eligió una sola circunstancia, sin preocuparse del motivo de esa circunstancia, sin querer averiguar el porqué de ese exceso de velocidad. Se centró en el conductor como responsable del exceso de velocidad, sin tener en cuenta que FGV disponía de sistemas para evitar ese exceso de velocidad», señala la carta. Este precepto, critica Garrote, «ha sido inamovible a lo largo de todo el proceso».