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Patrimonio

Salvar el patrimonio moderno

La Academia de Bellas Artes y el Colegio de Arquitectos se unen para catalogar y defender la arquitectura valenciana de mitad del siglo XX con una lista inicial de más cien inmuebles - «Para el edificio que no está protegido se pedirá su protección»

Salvar el patrimonio moderno

Los edificios son las herencias más visibles de las sociedades modernas. Un patrimonio que contiene mucha información sobre el colectivo que los construyó, los habitó, y muchas veces terminó abandonando. La Academia de Bellas Artes de San Carlos y el Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana se han unido para catalogar los inmuebles de la arquitectura moderna que merecen una atención especial, un trabajo minucioso que estaba pendiente.

El presidente de la Academia, Manuel Muñoz Ibañez y el decano de los arquitectos, Rafael Durá, reclaman la atención a esos edificios modernos que pueblan casi todas las localidades valencianas. «Es nuestro imaginario colectivo», asegura Durá; para su «protección y conservación», añade Muñoz.

El objetivo de este libro blanco sobre la arquitectura moderna valenciana pretende detectar qué edificios merecen formar parte de ese patrimonio colectivo, documentar los proyectos que los generaron y evaluar sus condiciones actuales para su máxima protección.

Industrias, equipamientos públicos y vivendas figuran en la primera lista inicial, que se ha basado en el estudio de la Fundación Docomono Ibérica, una organización internacional que inventaria, divulga y protege el patrimonio arquitectónico del conocido como el Movimiento Moderno, aquello construido a partir de 1925 y que supuso una ruptura con la tradicional configuración de espacios, formas compositivas y estéticas. Todo ello gracias a los nuevos materiales industriales como el hormigón armado, el acero laminado y el vidrio plano en grandes dimensiones.

El proceso de catalogación empieza con más de un centenar de construcciones, la mayoría en València, pero con edificios por toda la geografía autonómica. El Cine Rialto, el Colegio Mayor Lluís Vives, las antiguas facultades de Derecho y Filosofía de la Universitat de València, el Colegio Alemán, el Colegio Territorial de Arquitectos, la Universidad Laboral de Cheste o la Confederación Hidrográfica del Júcar son algunos de los edificios más conocidos que figuran en la lista.

Viviendas

Muchos edificios de viviendas modernos y racionalistas se recogen en el listado, como los de la calle Artes Gráficas, Grupo Churruca, la Cooperativa de Agentes Comerciales de la calle Santa María Micaela -uno de los primeros en València con piscina interior en el complejo-, o el Grupo Virgen de la Fuensanta.

También iglesias como la Parroquia de Sant Nicolau de Bari del Grau de Gandia y la parroquia Jesús Maestro de València, o el colegio de las Teresianas de Alicante. Y edificios hoteleros como el Hotel Ticasa de Les Alqueries, el Parado de Xàbia o los Apartamentos La Panderola de Benicàssim.

Los equipamientos industriales son abundantes: la Factoría Arrocera de Sueca, Industrias Cross en València, Textil Feycu de Xirivella, Muebles Palau de Benicarló, el Almacén Félix de Carcaixent o los Altos Hornos de Sagunt.

La mayoría de edificios modernos se caracterizan por plantas y secciones ortogonales, generalmente asimétricas, por la ausencia de decoración en las fachadas y grandes ventanales horizontales conformados por perfiles de acero. Mientras que los espacios interiores son luminosos y diáfanos.

Uno de los máximos exponentes del Movimiento Moderno fue el arquitecto Fernando Moreno Barberá (Ceuta, 1913 - Madrid, 1998), que destacó por su profusión en la arquitectura docente. En València dejo su impronta en la Facultad de Derecho (1956-1959), la Escuela de Ingenieros Agrónomos (1958-1967), la Facultad de Filosofía y Letras (1960-1970) y la Universidad Laboral de Cheste (1965-1969), donde integró el uso contundente del hormigón con el uso más limpio del acero y el cristal, o sea todo el legado de Le Corbusier.

Moreno Barberá demostró además en la construcción del complejo de Cheste una solvente ejecución agrupando funciones por niveles, bajo la doble premisa de no alterar la topografía y al mismo tiempo evitar inconvenientes de la masificación que produciría la simultaneidad de usos.

La parroquia de Sant Nicolau de Bari en el Grau de Gandia es otro ejemplo de la aplicación de las tendencias modernas en la arquitectura religiosa. Redactada en 1959 por los arquitectos Gonzalo Echegaray Comba y el ingeniero Eduardo Torroja Miret, se construyó en 1962 sobre un solar con un saliente sobre el mar, de una forma sensiblemente triangular, con dos de sus frentes junto al agua.

El conjunto queda conformado por el gran volumen de la nave de la iglesia y el porticado que constituye el claustro. De esta forma la iglesia aparece como un templo exento que posee por base la superficie del mar y se erige en mascarón del conjunto que se diluye tierra adentro mediante el claustro que la conecta a la Casa Abacial.

Comités para la catalogación

La Academia de Bellas Artes y el Colegio de Arquitectos constituirán comités técnicos para estudiar cada caso. Muñoz Ibáñez y Durá adelantan los criterios que presidirán la elaboración del catálogo. Primero se estudiará el nivel de protección del edificio; se analizará la propuesta de Bien de Relevancia Local y por último se propondrá la protección para los inmuebles más desprotegidos.

«El edificio que no está protegido se pedirá su protección», aclara el decano-presidente de los arquitectos. «Hay mucho trabajo por delante» sostiene Muñoz Ibáñez, que reclama para el estudio la capacidad de crear «una conciencia colectiva para el disfrute de nuestra arquitectura».

La legislación valenciana recoge la protección de Bien Inmueble de Relevancia Local, una competencia de los ayuntamientos que deben tramitar a través de la correspondiente aprobación o modificación de su catálogo municipal de Bienes y Espacios Protegidos. La Academia y el Colegio de Arquitectos se ofrecen, con el trabajo que van a realizar, a colaborar con las autoridades locales para el primer paso de protección del patrimonio arquitectónico.

¿Por qué ahora y cómo se han puesto de acuerdo estas dos instituciones? «Fue un ofrecimiento del Colegio de Arquitectos, que se puso en contacto con la Academia», explica Manuel Muñoz Ibáñez, mientras asiente Rafael Durá. «Hay mucho trabajo por hacer, esto acaba de empezar», dicen los dos.

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