Muchos valencianos recordarán la noche y madrugada del 10 de agosto como el momento del tórrido verano del 2017 en el que, por fin, y tras varios días, semanas incluso, de calor bochornoso, pudieron dormir a pierna suelta y arropados entre sábanas.

La temperatura mínima registrada ayer en el observatorio de València fue de 16,3 grados centígrados, casi 7 grados por debajo de la del miércoles y 9,3 grados respecto a la del pasado lunes.

Según fuentes de la Agencia Estatal de Meteorología, no se registraba una noche tan fresca en València en los meses de julio o agosto desde el 29 de agosto de 1993, con 16,2º C. Más aún, en la primera quincena de agosto no se tienen memoria de un noche con temperaturas tan suaves desde el 12 de agosto de 1947, cuando se midieron 15,8 º C. Hace de ello 70 años.

En Alicante no se registraba una noche tan fresca desde el 8 de agosto de 2000. La madrugada del miércoles la mínima fue de 17,6º C.

En Castelló no se medía un registro tan bajo desde el 3 de agosto de 1998, cuando se midieron 14,6º C. Anoche fueron 15,7º C.

Fuentes de la delegación territorial de Aemet recordaron que en 1947 el observatorio de Viveros, donde se registra la temperatura oficial de la ciudad de València, se encontraba en la Alquería de Canet rodeado de campo y huerta mientras que en la actualidad se encuentra rodeado de edificios y afectado por la isla de calor urbana que eleva la temperatura. Esta circunstancia refuerza el valor del registro mínimo de la pasada madrugada, según los climatólogos.

Menos calor

Tras el paso del breve, aunque intenso temporal, sobre todo en la Marina, las temperaturas han iniciado un proceso de recuperación que elevó a 24,5º C la máxima de València, cuatro grados por debajo de la del día anterior (29,4ºC), según datos de Aemet.

Hoy se esperan temperaturas mínimas sin cambios y máximas en ascenso en el interior y sin cambios en el resto. El sábado las temperaturas volverán a sufrir un ligero ascenso que continuará el domingo y lunes para alcanzar un puente de la Virgen de Agosto agradable durante el que podrían volver las tormentas.