La estampa ayer al mediodía en el aeropuerto de Manises era el de un ajetreado personal de seguridad tratando de desempeñar su trabajo ante los numerosos turistas que se iban agolpando en las diferentes colas de embarque.

Y es que, pese que la jornada transcurría con total normalidad, en los rostros de los trabajadores se reflejaba la tensión de quien debe mantenerse al margen de lo ocurrido en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona, mientras permanece a la expectativa de la decisión que se tome mañana en el consejo de ministros en el que está previsto el nombramiento de un mediador.