Las nuevas tecnologías han abierto un nuevo paradigma de adicciones que deja a los jóvenes como sus principales afectados. Como muestran los datos presentados este 2017 por Proyecto Hombre, la "tecnoadicción" es cada día un problema de mayor envergadura entre las nuevas generaciones españolas, el 20 % de las cuales reconoce abusar del uso de estos dispositivos. Del mismo modo, los casos atendidos por esta organización pasaron de solo tres en 2013, a 51 en 2016, un incremento que se registró especialmente entre estudiantes de 16 y 17 años, con problemas de comportamiento y sin otras adicciones.

Entre las consecuencias más destacadas de esta adicción a las nuevas tecnologías, los expertos señalan al déficit de atención como el principal enemigo, ya que si la exposición durante diez minutos frente a la televisión genera una desconexión del sistema nervioso equivalente a caer en un estado de hipnosis, en el caso de una visualización prolongada de las pantallas móviles, sus efectos son todavía peores para el cerebro.

Un espacio para el ciberacoso

El nuevo espectro digital también ha abierto un nuevo canal para otros problemas relacionados con el entorno social. Como destaca Proyecto Hombre, un 80 % de los jóvenes conoce casos de ciberacoso en su entorno y un 30 % ha recibido imágenes a través del sexting -envío de mensajes eróticos o pornográficos por medio de los teléfonos móviles- por parte de otros menores.

Asimismo, el continuo uso de los smartphones hasta altas horas de la noche produce un mayor estado de somnolencia entre los alumnos, que llegan en algunos casos a dormirse en las horas lectivas. Este fenómeno, calificado como la "cultura del dormitorio", implica que los jóvenes se aislan en sus habitaciones y utilizan las tecnologías sin que sus padres ejerzan ningún tipo de supervisión ni control, lo que posibilita que estos se queden hasta altas horas de la noche.