En el céntrico enclave del número 81 del Camí Reial de Catarroja, una pareja regenta la administración número 4 de lotería que vendió una serie del segundo premio del Gordo de Navidad. Son José Carlos Escrig y Victoria Villar, los propietarios. Ellos fueron los encargados de repartir a los vecinos 125.000 euros por décimo en la localidad de l'Horta con el número 51244, diez boletos que se vendieron íntegramente en ventanilla.

Poco después de que los niños de San Idelfonso cantaran el afortunado número, José Carlos afirmaba que aún no sabían quién se lo había llevado. Atendía a Levante-EMV mientras su teléfono recibía incesantes llamadas de medios de comunicación, familiares y vecinos que llamaban para confirmar si les había tocado o no.

Durante esos momentos de incertidumbre y nerviosismo aparecieron dos vecinos portando uno de los décimos premiados. Reían y gritaban de alegría y posaron con él orgullosos, aunque reconocieron que tardaron un buen rato en asimilar y creer que eran ellos los que tenían un tesoro entre las manos. Este matrimonio de Catarroja afirmó que lo primero que hizo fue ir a ver a su hija, y aunque no escondieron su felicidad, hicieron constantes bromas mientras lamentaban que se iba a llevar un buen cacho «el de las orejas», en referencia al 20% que el Ministerio de Hacienda retiene de estos premios.

Vendido en ventanilla

Reconocieron que, pese a no ser una cantidad «para tirar cohetes», desde luego «te alegra el día», y ríen, porque irán a cobrar el premio aún nerviosos de haber escuchado su número cantado por los niños en el Teatro Real de Madrid.

Una serie completa vendida en ventanilla, décimo a décimo, en los últimos días. «Lo mejor que puedes hacer en este trabajo es repartir dinero», afirmó Victoria, quien seguía comprobando los números y las equivalencias en euros. Es la primera vez que reparten un premio de Navidad, aunque afirmaron que sí que han tenido suerte con otros. Se quedaron con esta administración hace cuatro años, y este premio tocó ayer de forma inesperada, como señaló Juan Carlos cuando se disculpó «por no haber comprado champán para celebrarlo».