Seducen, acosan y extorsionan. Así funcionan los ciberdelincuentes que amenazan con desnudar a sus víctimas en la red si no pagan a cambio del silencio. Entre sus víctimas se encuentran hombres y mujeres, no importa el sexo y tampoco la edad. Los menores también están entre sus objetivos.

La Policía Nacional recibe, sólo en València, al menos una denuncia semanal por sextorsión, un neologismo inglés que consiste en la obtención de imágenes de contenido sexual explícito para, posteriormente, coaccionar a quien aparece en las mismas.

En España, el Código Penal no contempla el término como delito. Sin embargo, quienes llevan a cabo esta práctica sí quebrantan la ley. Extorsión, chantaje, explotación sexual, abuso sexual y corrupción de menores o daños al honor son algunas de las infracciones penales que implica la sextorsión.

La última denuncia

El último caso, por ahora, se denunció en la comisaría de Abastos el pasado día 15 poco después de las tres de la tarde. Un hombre de 29 años se presentó ante los agentes y relató unos hechos que se suceden regularmente entre los jóvenes.

La víctima había conocido a una mujer en Lovoo, una aplicación móvil para ligar similar a la conocida Tinder. La mujer, que respondía al nombre de Alice en su perfil, y la víctima conversaron y se agregaron en Facebook.

En la red social, Alice Pivete y el joven realizan una videollamada en la que mantienen un primer encuentro sexual en línea.

El segundo y último encuentro se produce el lunes 15. En esta ocasión, el joven muestra ante la cámara sus genitales. La videollamada se interrumpe unos segundos después cuando un mensaje le alerta de que «masturbarse frente a menores es delito» y que debe pagar 2.700 euros para evitar la difusión de las imágenes íntimas. La víctima denuncia ese mismo día ante la policía.

No es extraño que hombres jóvenes de entre 20 y 30 años reciban peticiones de amistad en Facebook de perfiles atractivos pero falsos. Los criminales se esconden detrás de las imágenes de mujeres semidesnudas.

Son ellos, los hombres jóvenes de entre 20 y 40 años, el perfil de víctima más común. Los delincuentes exigen el pago de cantidades desorbitadas a través de Western Union, una de las plataformas de pago utilizadas para cometer delitos en la red. Pero detrás del anonimato en la red no sólo se esconden estafadores, también pederastas que persiguen a menores. En estos casos, el chantaje no busca recompensa económica sino más imágenes sexuales. Para llegar hasta los menores, los pedófilos crean perfiles falsos en redes sociales haciéndose pasar por jóvenes de edad similar a la de las víctimas.

El peligro trasciende la humillación pública. En 2015, la Policía Nacional salvó a una mejor que se había ahorcado tras ser acosada y coaccionada por un hombre de 27 años que le exigía mantener relaciones sexuales a cambio de no publicar sus fotos íntimas.