Pilar G. del Burgo, Valencia

La intimidación verbal jamás ha llegado a ejecutarse por el gran respeto que se tiene al paciente en esos últimos momentos de su vida, pero el personal sanitario en ocasiones se las ve y se las desea para encontrar un lugar digno al cual trasladar al fallecido y a sus familiares.

En una ocasión un facultativo se negó a que se instalara un biombo para separar el cadáver de uno de los enfermos que acababa de morir de los otros tres compañeros con los que había compartido la habitación. La persistencia del médico forzó a habilitar un espacio privado en las consultas externas para que la familia pudiera velar al difunto hasta que llegara la funeraria, según ha podido saber este rotativo de fuentes sanitarias.

El hospital de la Malvarrosa tuvo el mortuorio habilitado hasta que, en octubre de 2005, abrió el hospital Padre Jofre y empezaron a derivarse allí a los enfermos paliativos y a los oncológicos graves que históricamente iban a ese centro hospitalario, especializado y pionero en este tipo de cuidados.

Tras quedarse sin estos pacientes, la Malvarrosa se convirtió en un hospital de cirugía mayor ambulatoria, donde iban enfermos que no morían. Este cambio de actividad asistencial llevó consigo la eliminación del mortuorio.

No se trasladarían enfermos graves

El hospital Clínico, con un déficit crónico de camas, empezó a apoyarse en el de la Malvarrosa para derivar pacientes que no podía ingresar tras la creación del departamento 5 que englobaba a ambos centros.

Inicialmente, los pacientes que se remitían llegaban con procesos no graves y se consideraban de corta estancia, pero esta circunstancia, que era puntual, comenzó a ser más frecuente y los directores de los centros suscribieron un protocolo de remisión y aceptación de enfermos en el que quedó absolutamente definido que no se derivarían enfermos en fase terminal o paliativos, circunstancia que se ha incumplido.

La dirección de la Malvarrosa reservó dos habitaciones de cuatro camas cada una para estos enfermos (una para mujeres y otra para hombres). Pero el Clínico no ha cumplido su compromiso y envía a enfermos muy graves.

De hecho, todas las semanas fallece una persona, según informó un portavoz de la Junta de Personal del centro, y la última semana se registraron tres defunciones en días alternos, según expresaron fuentes del propio centro. La muerte de un paciente representa un problema para el hospital que se ve forzado a buscar una habitación libre para trasladarlo hasta que llega la funeraria y lo conduce hasta el tanatorio.

No obstante y como la muerte es imprevisible, en algunas ocasiones los pacientes han tenido que compartir la habitación con su compañero difunto.