Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Medio siglo del traslado de Loriguilla

La construcción del embalse con el mismo nombre provocó la reubicación de sus vecinos en el Camp de Túria en 1968

Medio siglo del traslado de Loriguilla

Hubo un tiempo -la mayor parte de su historia- en que Loriguilla no estaba a escasos 20 kilómetros de València en la comarca del Camp de Túria. A mediados del siglo pasado, este municipio contaba con alrededor de 800 vecinos que habitaban un «rincón mágico» ubicado en la Serranía junto a Chulilla, según lo define María Dolores Aliaga, que llegó a vivir allí por entonces. «Había que llegar por un desfiladero y estaba rodeado de montañas y el río. Si llegabas constipado, allí te curabas», recuerda María Dolores con «los ojos de una niña de 10 años».

Ahora, en 2018, se cumple el 50 aniversario del traslado completo de Loriguilla, cuyos actos comenzaron de manera oficial ayer con un vino de honor y una comida para todos sus vecinos, y continuarán durante el resto de este año.

En las tierras bajas de la antigua Loriguilla donde estaban los campos de almendros y vides de los que vivían sus vecinos, ahora se encuentra el agua del embalse al que se le dio el mismo nombre. En las altas estaban las casas que fueron arrasadas por el expolio tras el traslado y las maniobras que realizó allí el ejército. Entre lo poco que queda en pie destaca la antigua iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVIII. Mucho más reciente, de 2008, es el complejo turístico rural que construyó el ayuntamiento para recuperar su patrimonio histórico, cultural y etnológico.

Fue en los años finales de la dictadura de Primo de Rivera, en la década de los 20, cuando se comenzó a plantear la creación del embalse que lo cambió todo en Loriguilla. La propuesta no se concretó hasta 1953, en pleno régimen franquista, cuando la Dirección General de Obras Hidráulicas ordenó su construcción. Aquel proceso duró años, en los que los habitantes de la Loriguilla de la época se hicieron a la idea de su traslado forzoso. «En muchas casas no había agua corriente y no se instalaba porque como había que irse...», revela María Dolores. El mismo testimonio recuerda que por entonces se hablaba «del plan de Badajoz», que supondría reubicar a sus vecinos en esta provincia extremeña, «pero se luchó para quedarnos cerca y se consiguió». No obstante, María Dolores recuerda que aquella gran obra sirvió para «dar trabajo a la gente, incluso a los de fuera, que llegaron a quedarse como vecinos de Loriguilla».

El puente que «se balanceaba»

Cincuenta años después del traslado -culminado en 1968-, María Dolores aún vuelve cada primavera al pueblo viejo -«y si puedo voy más veces», insiste-, donde recuerda con nostalgia cómo cruzaban el río para coger agua a la fuente o procesionar a la Virgen de la Soledad a la ermita por un puente de madera «que se balanceaba»: «El alguacil vigilaba la cantidad de gente que iba a la vez para que no se viniera abajo», detalla.

Sin embargo, la vida antigua de los vecinos de Loriguilla no queda en el olvido. Algunos de ellos, como la propia María Dolores, han iniciado peticiones para que los jóvenes del municipio vayan allí una vez al año de excursión. «Para que conozcan nuestros orígenes y nuestra historia», apunta.

Compartir el artículo

stats