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el mirador del benicadell

Justicia presupuestaria

El titular que publicaba esta edición de Levante EMV la semana pasada: «El Consell "mima" a Ontinyent con 720.000 euros en inversiones y relega a Xàtiva», un ciudadano que acabase de aterrizar por estas comarcas puede aplicar con propiedad el anatema de «agravio comparativo». Pero como la realidad histórica es muy tozuda, pese a la memoria tan volátil del personal, las hemerotecas y toda suerte de archivos que recogen el paso de los días, permiten señalar que frente al socorrido «agravio», ante lo que nos encontramos y se vislumbra, es una acción de gobierno del Consell reparadora. A tantas injusticias políticas perpetradas por los anteriores gobiernos de la Generalitat. Y no es que ahora hayan echado el burro por la ventana, como si la sustitución del exalcalde de Xàtiva y expresidente de la diputación, Alfonso Rus —que tuvo que dimitir por piernas ante las graves acusaciones de corrupción que recaen sobre él—, por el batle de Ontinyent y actual presidente de la diputación, Jorge Rodríguez, propiciara aquello de desvestir a un santo para vestir a otro.

Cuando en la aludida información se dice «el presupuesto autonómico incluye fondos para el nuevo hospital de la Vall d'Albaida, la residencia de discapacitados y la rotonda de Torrefiel», no estamos hablando de nada nuevo bajo el sol. Por una parte, el hospital, después del malestar que se generó en Ontinyent hace más de tres décadas, cuando sin avales de peso el gran centro sanitario que esperaba la población ontinyentina se ubicó en Xàtiva. Mientras, el nuevo hospital, tras demoras infundadas y el truco de la maqueta bendecida por F. Camps, ahora para trabajos previos a su justa y necesaria construcción, solo recibirá en los presupuestos «323.000 euros». Tampoco en el asunto de la residencia de discapacitados, prevista su actividad para 2017, se aprecia ninguna improvisación. Al tratarse de una asignatura pendiente y suspendida por seis años consecutivos, básicamente por el Consell gobernado por el PP, que desatendió su compromiso plasmado en un convenio con Caixa Ontinyent, que construyó el centro en el contexto de su Obra Social; el ayuntamiento que puso el solar y otros flecos; pero quedaba pendiente la parte de la Generalitat. En consecuencia, que la conselleria de Mónica Oltra consigne 240.000 euros para poner «en marcha la residencia de discapacitados de Ontinyent», en ningún caso es una medida arbitraria. Por el contrario, honra la sensibilidad de los actuales mandatarios. De la tercera obra, la rotonda de Torrefiel, llegará con más de 20 años de retraso. Inexcusablemente ya le tocaba. Lo contrario sería una continuación de la ofensa cometida contra la asociación vecinal del Llombo, que tanto ha reivindicado la rotonda.

Que en Xàtiva se hayan dilapidado y priorizado 12 millones de euros de inversión pública en una «bufa de pato», o antojo de un nuevo rico desmedido, como fue esa cubrición a medias de la plaza de toros, es una afrenta cuyas secuelas nunca pueden recaer en el nuevo gobierno xativí. Pero sí en esa gran mayoría ciudadana de setabenses que, una y otra vez, apostaron por tan temerario político. Seguramente, durante un tiempo deberán pagar la factura de excesos y excentricidades cometidas por un político manirroto y presuntamente delincuente, elegido durante varios comicios, A. Rus.

Sobre la pretendida construcción de un Centro de Educación Especial en Xàtiva, cabe decir que Ontinyent lo tiene ya desde hace varias décadas, pero gracias a la Obra Social de Caixa Ontinyent. Mientras en la época de despilfarro del PP se destinaban miles de millones a sus obras faraónicas, por estos lares era esta Caixa la que tenía que cubrir obras sociales que los Zaplana y Camps ignoraban.

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