El alcalde de Canals, Juan Carlos Pérez ha trasladado al gerente de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales de la C. Valenciana (Epsar), Enrique Lapuente, la necesidad de atajar la problemática que durante años arrastra la estación depuradora municipal (Edar) como consecuencia de los vertidos contaminantes que afectan al funcionamiento de la instalación. En la reunión „«muy provechosa y satisfactoria», en palabras de Pérez„ también participaron técnicos de la Epsar, el alcalde y el teniente de alcalde de l'Alcúdia de Crespins y asesores jurídicos de los dos ayuntamientos, que comparten la gestión de la Edar. Desde la entidad pública comunicaron las diferentes incidencias registradas en cuanto a vertidos de mala calidad que han entrado a la depuradora, provocando que no funcione adecuadamente en muchos momentos del año. Pérez asegura que su ayuntamiento se ha puesto a disposición de la Epsar, «consciente de la necesidad de solucionar estas incidencias y mejorar la calidad de vida de los vecinos». El alcalde de Canals se muestra «satisfecho» tras la reunión por el compromiso de la entidad de saneamiento de ofrecer apoyo y asistencia técnica a los dos municipios. Desde la Epsar reconocen que es la primera vez que «encuentran una verdadera voluntad de reconducir la situación de la instalación de la depuradora» por parte de los ayuntamientos, cuyo principal objetivo ahora pasa por reducir los niveles contaminantes de las aguas, con índices de fungicidas, cromo y sulfatos que sobrepasan los límites. La mala calidad de los vertidos hace que se incrementen de manera sustancial los costes que han de asumir por el canon de vertidos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). La última liquidación se fijó en cerca de 280.000 euros. «Si conseguimos que los vertidos mejoren, va a repercutir en el bolsillo de los vecinos», recalca Pérez.

En 2015, la Epsar advirtió de la presencia de metales pesados en concentraciones excesivamente altas en los lodos producidos por la estación depuradora, que gestiona un caudal diario de 3.354 m3 y atiende a 24.392 habitantes. Esta circunstancia dificulta la utilización de los fangos para la agricultura, obligando a someterlos a un tratamiento posterior que deriva en importantes sobrecostes.