El juzgado de lo penal n.º14 de València ha concedido un balón de oxígeno a las tres hermanas de Xàtiva condenadas a 2 años y medio de cárcel por robar productos alimenticios de una máquina expendedora de la calle Carlos Sarthou. A través de un auto notificado el lunes, la magistrada del órgano especializado en la ejecución de sentencias ha suspendido el inminente ingreso en prisión de las acusadas, previsto para dentro de 5 días, hasta que el Consejo de Ministros resuelva la petición de indulto registrada por la defensa.

En un primer momento, el juzgado declinó aplazar el cumplimiento de la pena mientras se tramitaba la solicitud, argumentando que esta posibilidad no tenía encaje entre los beneficios contenidos en el Código Penal. El abogado de las tres mujeres, Lino López, acudió entonces a la Audiencia Provincial, que a su vez devolvió los autos al penal n.º14, tras declararse no competente.

El letrado presentó un nuevo escrito ante el juzgado de ejecutorias que insistía en la formalización del indulto y hacía hincapié en la ausencia de antecedentes penales de las acusadas, para quienes se pide el perdón total o parcial de la pena, mediante su conmutación por trabajos para la comunidad. En esta ocasión, el fiscal no se opuso a la propuesta y dio vía libre a la suspensión del ingreso en la cárcel, una medida comunicada después de que Levante-EMV se hiciera eco del caso y que las hermanas han conocido tan solo dos días antes de su comparecencia en los juzgados de Xàtiva, donde estaban citadas hoy para ser remitidas al centro penitenciario correspondiente. Con el último auto de aplazamiento en la mano, este paso queda pospuesto sin fecha, si bien las tres igualmente han de presentarse en sede judicial esta mañana.

La defensa sostiene que la condena es «desproporcionada» aunque se ajuste a derecho y reduce a 15 euros el perjuicio ocasionado por las acusadas que ha quedado acreditado. La sentencia atribuye a las hermanas -de 52, 47 y 42 años- un delito de robo con fuerza por los daños ocasionados en la máquina por hijos y sobrinos menores de edad a quienes ayudaron a sustraer paquetes de snacks, palomitas, chocolatinas, batidos, zumos o gusanitos. Éstos introducían la mano por la guillotina del punto de venta automática y forzaban las espirales de seguridad, mientras ellas hacían de parapeto y les cubrían para que no fueran descubiertos. En dos ocasiones, fueron grabadas por las cámaras de vigilancia con el mismo modus operandi. El tribunal valoró como un agravante el uso de menores.

En el juicio, la propietaria del vending solo pidió que dejaran de robarle porque su negocio -que ya ha cerrado- «se hacía inviable». La dueña declaró que los destrozos habían sido importantes, pero no reclamó por ellos ninguna compensación económica ni tampoco llegaron nunca a tasarse. Una circunstancia a la que se aferra la defensa para cuestionar y minimizar el impacto económico de los asaltos e implorar clemencia.

121 firmas de apoyo recogidas

De momento, las condenadas respiran aliviadas y han recibido la última resolución de la juez con alegría. Pero la felicidad es provisional: han ganado una batalla, no la guerra. El Consejo de Ministros podría tardar hasta un año en pronunciarse sobre el indulto y conseguir que se atienda la petición no es tarea fácil. Las condiciones para beneficiarse de la medida de gracia se han endurecido: últimamente se conceden muy pocas. La defensa ve motivos para el indulto por el tipo de pena que afrontan las hermanas, que no arrastran ninguna responsabilidad civil pendiente por el delito y tienen familia a su cargo, pero su concesión depende en gran medida de que la Fiscalía y el juzgado informen favorablemente. Las acusadas han recogido 121 firmas vecinales de apoyo y se muestran «muy agradecidas» por el respaldo recibido.