La bibliotecaria, de 90 años, asistió en diciembre pasado a la llegada a Cataluña de 75 de los libros que pertenecían a su padre, vicepresidente primero del Parlamento de Cataluña en 1936 y presidente de esa institución en el exilio, los primeros documentos no públicos expoliados por el franquismo tras la Guerra Civil que se devuelven.

Entre esos libros se encuentra "El Ingenuo", de Voltaire, o la primera edición en catalán del "Discurso del Método", de Descartes, libros nada comprometidos como para ser incautados.

También otros dos libros "inofensivos" y que revisten una especial importancia para Teresa Rovira, como la primera novela que leyó a los 11 años, "un libro de infancia, un poco rosa", "Maria Gloria", de Dolors Montserdà.

Además de "Maria Gloria", Teresa Rovira ha visto también devuelto otro de sus libros queridos: la traducción de "Les Lettres de mon moulin", de Alphonse Daudet.

"Los toqué (los libros) y me embargó la sensación de que estaba otra vez en la casa que tuvimos que abandonar" dos días antes de la entrada de los franquistas, ha dicho Rovira, refiriéndose a los volúmenes que se hallan ahora en el Archivo Nacional de Cataluña (ANC) para ser devueltos a su propietaria.

"Es muy importante tener esos libros porque me parece que la memoria histórica de mi padre, fallecido en el exilio, ya está aquí", ha dicho la hija del que fuera diputado del Parlamento catalán durante la República.

La biblioteca de Rovira i Virgili (Tarragona, 1882 - Perpiñán, 1949) contenía unos 4.000 libros y documentos y "todo se perdió, fueron requisados y la casa desvalijada", ha señalado.

Entre esos fondos figuraban cartas de Prat de la Riba y de Josep Carner a su padre, y "eso no se ha encontrado porque, según me decían en la carta que me mandaron en 2002 desde la Presidencia del Gobierno, no estaban identificados, pero los libros sí".

Rovira ya prepara en su domicilio actual las estanterías en las que va a depositar esos libros y los que vayan llegando, pertenecientes a la biblioteca privada que su padre tenía en la casa del barrio barcelonés de Horta, donde vivía toda la familia antes de partir al exilio.

Los libros han sido identificados gracias a que estaban dedicados a Antoni Rovira i Virgili por escritores o poetas como Josep Carner, Carles Riba o Ferrán Soldevila, entre otros intelectuales destacados, y a las anotaciones que tenían.

Durante el verano de 1938 Teresa Rovira se dedicó en la casa familiar de Horta, según ha explicado, a clasificar los libros de la biblioteca de su padre.

Teresa Rovira estudiaba entonces en la Escuela de Bibliotecarias de la Generalitat de Cataluña y ordenó esos libros con una clasificación numérica, tal como se estilaba en la época, con un número a lápiz.

Para recuperarlos, le propusieron pasar una prueba caligráfica que pretendía comparar su escritura actual a la que tenía a los 17 años, cosa que le pareció "un poco irrisoria" y que al final no se llevó a cabo.

Los Rovira i Virgili, padre, madre y dos hijos de entonces diez (Antoni) y veinte años (Teresa) partieron hacia su exilio francés el 24 de enero de 1939, dos días antes de la entrada de las tropas franquistas.

El exilio de la familia está relatado en un libro escrito por Antoni Rovira i Virgili durante el éxodo que sufrieron como él políticos e intelectuales catalanes: "Los últimos días de la Cataluña republicana", redactado en su primera versión el mes de marzo de 1939.

En ese libro se relatan los hechos de la época y el periplo de su familia, desde el 21 de enero de 1939, tres días antes de la salida de la familia de Barcelona, hasta el 7 de febrero de 1939, días después de pasar la frontera en un bibliobús y en un autocar desvencijado de la Generalitat con agujeros de metralla.

Teresa Rovira ha concedido los derechos de reproducción de ese libro al Teatro Nacional de Cataluña para un espectáculo que se está preparando sobre el exilio y que se estrenará en abril con textos de esa publicación, de Joan Oliver y de otros intelectuales.

Rovira y Virgili falleció en el exilio francés en 1949 y su hija, que no tuvo pasaporte hasta 1948, volvió a Barcelona en 1953, año en el consiguió un trabajo de bibliotecaria en Esparreguera (Barcelona).