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La presidenta del Palau de la Música, María Irene Beneyto, afirmó ayer que la ópera Roger de Flor, del maestro Ruperto Chapí, que debía interpretarse mañana y cuyo texto fue modificado para eliminar las alusiones a Cataluña que aparecen en el libreto se recuperará en julio de 2010 pero en su versión en italiano. Así fue estrenada la ópera en 1878. Beneyto añadió que si se había pospuesto la interpretación era para evitar "la crispación" y que el director, Miguel Ángel Gómez Martínez, fue quien decidió efectuar los cambios en el libreto "para hacerle un regalo a Valencia".

Sin embargo, las manifestaciones de Beneyto contrastan con las que ofreció en su día el propio director musical quien sí reconoció que había advertido a los responsables del auditorio de la existencia de las referencias a Cataluña. También que la decisión la había acordado con los políticos y músicos sin especificar nombres ya que tratándose del concierto de la Comunitat Valenciana veía bien que los políticos quisieran exaltar a Valencia. La cancelación de la obra se producía, sin embargo, después de que los herederos de Chapí anunciarán una acción judicial en caso de que el libreto original fuera modificado.

Visiblemente nerviosa, de hecho cortó para abordar este asunto al artista Antonio Moya quien presentaba una exposición en el Palau de la Música, insistió en que fue Gómez Martínez quien sugirió los cambios.

"Creía que los fantasmas que tuvimos en otras épocas-en alusión al conflicto lingüístico- se había acabado pero aún existe crispación", dijo Beneyto al tiempo que acusaba al concejal socialista Juan Soto de "talibán", de encender la polémica y de manipular a los herederos de Chapí. Además, Beneyto insistió en que otras óperas también han sufrido modificaciones en sus textos y que en todo este asunto ella no había tenido nada que ver. "No entiendo esos odios a Valencia cuando solamente se pretendía rendirle un homenaje, como unas felicidades a Valencia. No se ha quitado más que por la crispación", insistió.

Quien no estaba presente ayer era el subdirector y programador del Palau de la Música, Ramón Almazán, a quien todas las miradas apuntan como último responsable del desliz. La programación de la ópera fue acordada en su día con el Instituto Valenciano de la Música, colaborador del Año Chapí. Sin embargo, nadie leyó los textos ni, al parecer, se preocupó de conocer su contenido o de escoger un programa distinto o de ofrecer la partitura en su versión original y no así traducida.

Por su parte, el Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Valencia afirmaba ayer que el equipo de gobierno del Partido Popular, "con Rita Barberá a la cabeza, practica una versión moderna de las prácticas inquisitoriales de persecución al discrepante y de quema de libros. Los miembros del gobierno de la señora Barberá", añadieron, "están tan familiarizados con la censura y la asumen con tanta normalidad que se sorprenden de que a otros nos parezca insoportable", afirmó el concejal socialista Juan Soto.