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La historia del Centro Sorolla sirve para ilustrar la diferencia entre las promesas electorales y la realidad; o entre las quimeras faraónicas de los tiempos de oro de la economía y los proyectos humildes de los momentos de crisis. La consellera de Cultura, Trinidad Miró, presentó ayer la versión definitiva de lo que al final se llamará Centro de Investigación y Estudios Joaquín Sorolla. Algo real, que los asistentes pudieron pisar -pese a estar sin reformar-, pero modesto (72 metros cuadrados en el primer piso del Convent del Carme). Muy distinto del Centro Internacional Sorolla que anunció el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, el 13 de abril de 2007 como solución para el monasterio de Sant Vicent de la Roqueta. Era la campaña electoral de las últimas autonómicas.

El Centro Sorolla real tendrá espacio para "dos o tres mesas de ordenador, una biblioteca y una sala de reuniones" compartida con el Consorcio de Museos. La reforma está incluida en el proyecto de ampliación del Centre del Carme, se espera que empiece en enero y finalice en abril próximo y está presupuestada en 130.000 euros. El organismo estará dotado con 200.000 euros por la Generalitat en 2010, contará con dos investigadores y "no nace con la idea de crear un museo paralelo ni a corto ni a largo plazo, ya existe uno en Madrid " (la Fundación Museo Sorolla), aclaró Felipe Garín, uno de los miembros del consejo científico, en el que también estarán Facundo Tomás, Francisco Javier Pérez Rojas, Blanca Pons Sorolla (bisnieta del artista), representantes de la Hispanic Society of America y de otras instituciones vinculadas al pintor.

Este nuevo Centro Sorolla -"con los pies en la tierra y ajustado a los presupuestos que puede haber", apuntó Blanca Pons a Levante-EMV- contrasta con el inicialmente anunciado: un espacio de exposición permanente de obras de Sorolla procedentes de los fondos valencianos (Museo de Bellas Artes, instituciones y colecciones particulares) y del Museo Sorolla de Madrid.

La bisnieta del autor, que ya advirtió en 2007 sobre la delicada cuestión de obtener los cuadros, insistió ayer en que "crear una colección es largo y complicado", más en tiempos de crisis, y dio su apoyo al proyecto actual.

El centro dispondrá de fondos bibliográficos propios, profundizará en los estudios sobre la vida y obra del artista y su contexto histórico, y promoverá exposiciones temporales en el Centre del Carme y otros museos con obras de Sorolla y otros coetáneos.

"Hay mucho aún por investigar", aseguró Garín, que recordó que el artista estudió entre las paredes del convento cuando este albergaba la Escuela de Bellas Artes.