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¿Hablar en público es un don innato o una habilidad que se puede aprender? Fue la pregunta lanzada desde el patio de butacas al periodista Francisco Grau (Sueca, 1952) durante el transcurso de una charla que planteaba de otra pregunta: ¿Por qué tenemos miedo a hablar en público? Para este experto en coaching de comunicación, «hablar en público nos da susto y es porque en España no se nos enseña a comunicar». A diferencia de lo que ocurre en los países anglosajones, «vivimos en un país en el que no hemos recibido ninguna formación para aprender a comunicar con eficacia cuando tenemos que hablar en público. Por eso, recalcó el socio-director de márketing de la productora audiovisual valenciana Trivisión (L´Alquería Blanca, La chispa de la vida), la mayoría de los españoles pasan por la escuela y la universidad llegando al mundo laboral sin haber superado el clásico miedo ante esta situación. De tal modo que si no pueden escapar, toman la palabra, pero sudan, tiemblan, tartamudean, se mueven de forma nerviosa y transmiten sus ideas de forma más o menos torpe, sin encontrar la forma adecuada de comunicar con su audiencia.»

Después de 17 años impartiendo conferencias, cursos y seminarios sobre oratoria y técnicas de comunicación, Grau está convencido de que este problema tiene solución y se puede aprender a superar el miedo a hablar en público. Entre los numerosos consejos que Grau brindó a su audiencia el pasado martes en el Club Diario Levante destacan la proximidad del conferenciante con el público —«lo que se conoce como proxemia: el buen uso del espacio físico y la distancia social normal»— y la mirada. Según Grau, el conferenciante no debe de agazaparse, ni esconderse detrás de una mesa. «Desde el primer segundo en que nos ponemos delante del público estamos comunicando, por eso cuanto más se nos vea más comunicaremos».

Este experimentado orador, que hizo pasar un rato muy agradable a su audiencia, recordó una famosa cita que dice que «hablar bien en público tiene que ver más con el teatro que con las matemáticas». De ahí que Grau recomiende moderación en el uso del omnipresente power point y que «el orador hable a pelo, sólo a través de sus palabras y de su actitud». Es decir, a partir del lenguaje verbal y no verbal. Grau considera que «el power point es el refugio del mal orador» e insiste en la necesidad de dar la cara al público mientras se habla y evitar «el síndrome de la nuca del orador», refiriéndose a los que leen su power point dando la espalda a su audiencia.

Cinco razones para temer

Tras analizar concienzudamente porqué tenemos miedo a hablar en público, el exdirector de informativos de la Cadena Ser en la Comunidad Valenciana, entre 1984 y 1990, concluyó que existen cinco causas fundamentales a combatir. «El miedo a equivocarse, a hacerlo mal, a hacer el ridículo es la primera y la más importante». Grau la achacó al hecho de que «España es un país muy criticón; vivimos pendientes de qué van a pensar de nosotros». La segunda razón de peso son los complejos personales, especialmente los físicos, que son paralizantes, para lo que Grau aconseja «reírse; el sentido del humor reside en la capacidad de reírse de uno mismo».

Las otras razones son «no saber de que voy a hablar —un problema de nuestra sociedad actual; la gente habla aunque no sepa de qué está hablando—, no prepararme bien lo que quiero decir y, finalmente, no estoy convencido de que lo que voy a contar pueda interesar al público». El insensato, el sobrado y el inseguro serían los tres personajes de este thriller que atenaza la vida de no pocas personas y profesionales, incapaces de comunicar aquello que necesitan comunicar de manera eficaz.