«No sé nada», contestaba esta misma semana un alto cargo de la Generalitat Valenciana vinculado a uno de los organismos culturales afectados por la reorganización del área y su agrupación en el holding CulturArts cuando le preguntaron qué futuro esperaba a los profesionales adscritos a su departamento y las actividades del mismo.

Así viven los institutos culturales y otros organismos„Castelló Cultural, Teatres, Instituto de la Mú­sica, Instituto de Cinematografía, Instituto de Restauración, Centro Coreográfico y Palau de les Arts„ desde que esta semana entraba en vigor el decreto por el que se refunden todos ellos en una única unidad de gestión.

Y por lo que se prevé, así continuarán hasta final de año, envueltos en el desconcierto y sobre todo el miedo institucional a asumir una responsabilidad cuando las competencias han sido suprimidas y só­lo reconocidas ya en funciones.

«¿A quién hay que dirigirse entonces?», comentaba una fuente sindical de Teatres de la Generalitat que reconocía que el decreto sólo es un esbozo de intenciones y supresiones, pero no aclara competencias reales ni confiere respon­sabilidades. Sólo queda claro la supresión de los organismos o que el holding parte de la estructura jurídica de Teatres de la Generalitat, el único de todos los organismos a cu­yo frente tiene una dirección general, en este caso ocupada por Inmacu­lada Gil Lázaro.

El decreto sí especifica que el holding contará en su cúpula con un consejo rector formado por altos cargos políticos y cuatro representantes de libre designación vinculados al mundo cultural, e incluso un abogado para evitar posibles deslices, y todo apunta a que a su frente habrá una dirección general. Los nombres han comenzado a sonar y se da por hecho que quien ha estado ocupándose de la elaboración del modelo del holding, Ernesto Moreno, no sería ese máximo responsable „es un técnico externo„, ya que se optaría por un perfil de carácter muy político ocupado de la pura gestión orgánica. Gil Lázaro, con ese rango, no da el perfil, aunque cuenta con suficientes avales políticos, y desde algunos círculos se apunta a Eusebio Monzó como una de las opciones. Monzó estuvo durante un tiempo en la parcela administrativa del Palau de les Arts. Pasó de forma breve por el recién creado Instituto Valenciano de Cinematografía y actualmente ocupa el cargo de secretario autonómico de Hacienda y Presupuestos de la Generalitat. Pero hasta ahí. Nada más ha trascendido porque na­die sabe cómo evolucionará el asunto, eso sí, recién abierta la temporada, a punto de cerrarse el año y los presupuestos, pero con mandamientos de pago pendientes por cada uno de los organismo afectados y muchas deudas por librar. «Con ese panorama nadie se va a atrever a tomar una decisión que luego pueda ser anulada», confesaba un alto cargo de la Administración valenciana.

Lo que sí es palpable es el malestar entre los propios responsables de los organismos afectados por «la improvisación» y «los tiempos». Según diversas fuentes consultadas, la intendente del Palau de les Arts, cuyas competencias sobre el coliseo han quedado seriamente mermadas, ya se ha dirigido a Bru­no Broseta, secretario autonómico del área pública empresarial, para saber en qué le afectará a sus técnicos los cambios y ERE previstos y a quién podrían mandarle de otras áreas con la temporada aún sin comenzar, sin experiencia en el género y con amenaza de boicot en Les Arts.

La responsable del Instituto de Restauración, Carmen Pérez, se adhería a las quejas por la creación del holding y los demás están agazapados a la espera de destino y noticias al respecto. Otros se han dirigido al secretario autonómico de Cultura para recibir órdenes. «Sabemos que se hará Rigoletto „su estreno no será hasta el día 10 de noviembre„pero, ¿y después?», concluía una fuente del Palau de les Arts.

Los ERE y las auditorías profesionales

Primero serán las entidades de derecho público, esto es, los institutos culturales, y después, las sociedades y fundaciones. Así ha transmitido la Generalitat a los sindicatos el procedimiento de adelgazamiento de los organigramas que espera aplicar en los organismo culturales. Se prevé que el ERE llegue a afectar a un 40 % de la totalidad de la plantilla, no de cada uno de los organis­mos „Cor, Ballet y Orquestra incluidos. La total reorganización deberá estar concluida a final de año.

Pero hay dos hándicaps, co­mo reconocen fuentes de la Administración autonómica, la falta de liquidez en las arcas públicas pendientes del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y la tensión que se va a acumular durante las próximas semanas.

El hecho en sí puede generar un colapso de la Administración y al mismo tiempo múltiples problemas en una parcela que, además, cuenta con tipos de contratos singulares por las características de los oficios relacionados o los que han sido prolongados en el tiempo y que pueden ser ahora objeto de denuncia. Así su­cedió recientemente en el propio Ballet de Teatres de la Generalitat.

Según los sindicatos, eso puede provocar, al margen de un colapso en las propias actividades culturales y programaciones, un amontonamiento de denuncias individuales.

Aun así, las entrevistas profesionales a cargo de consultoras privadas han comenzado a realizarse. El Palau de les Arts ha si­do uno de los primeros escenarios. El coliseo ha sido uno de los mayores coladeros de afines y se ha estado peinando los verdaderos perfiles profesionales de quienes ocupan plaza en un complejo sobredimensionado y con una plantilla que ha llegado a rondar las cuatrocientas personas.