«Vete, me has hecho daño, vete€ lejos de mí». El estribillo de la popular canción cañí de Los Amaya y leitmotiv de la última creación de Ramon Oller para el Ballet de Teatres ha devenido en profético. El espectáculo Hollywoodland se estrenó el 15 de junio en el Rialto de Valencia como cierre de Dansa València. Tres días antes, según se ha sabido ahora, su creador y coreógrafo residente del Ballet de Teatres de la Generalitat, Ramon Oller, se había ausentado de su puesto de trabajo para no volver nunca más. Es lo que ha argumentado el organismo de la Conselleria de Turismo y Cultura casi cinco meses después, y tras varias advertencias oficiales por escrito, según las mismas fuentes, para despedirlo por «ausencia reiterada injustificada a su puesto de trabajo».

El coreógrafo catalán (Esparraguera, 1962) ha alegado en este tiempo problemas de anorexia y bulimia, pero no ha aportado ni un parte médico que los justifique, de acuerdo con la versión oficial de Cultura. Según esta, tras esperar un tiempo «prudencial» por la «buena relación» con el bailarín, la situación era ya «insostenible» y el pasado viernes se comunicó oficialmente el despido por motivos disciplinarios, a pesar de las advertencias de Oller, según las mismas fuentes, de denunciar a la directora de Teatres, Inmaculada Gil Lázaro, por acoso laboral.

Ese capítulo final entre el profesional „Premio Nacional de Danza en 1994 y Premio de las Artes Escénicas de la Generalitat en 2003„ y la alto cargo que lo contrató en 2009 y lo ha mantenido en la categoría de «coreógrafo residente» durante varios años refleja el deterioro de la relación en los últimos meses.

Cultura desvinculó ayer el despido del juicio „perdido„ contra los nueve bailarines de los que Teatres prescindió a principios de este año, si bien la sentencia del primero de los casos vistos destacaba las contradicciones en cuanto a fechas en la declaración del coreógrafo. Tras esa resolución, Gil Lázaro optó por pactar y pagar una indemnización a todo el grupo.

Otro factor a tener en cuenta en el alejamiento y ruptura entre Gil Lázaro y Oller es la aparición de nuevas figuras en la cúpula de Teatres „más próximas personalmente a la alto cargo„ y las desavenencias del coreógrafo con estas.

Precisamente, el bailarín, que ayer no ofreció directamente su versión de los hechos, hacía público hace unos días un escrito sobre Hollywoodland en el que afirmaba: «Esta es la obra es que más censuras tuvo en mi carrera». Por «ignorancia» de unos, decía, y «ego», de otros.

Tras la ausencia de Oller en junio, la producción, pensada para formar parte de la programación de Sagunt a Escena, se quedó fuera del cartel.

Teatres, no obstante, ha continuado pagando las retribuciones del bailarín durante casi cinco meses después. Ello, mientras preparaba despidos de personal con motivo de CulturArts.

El propio coreógrafo también desvelaba otra de las claves de la ruptura hace unos días: los derechos de autor de las producciones. «Empieza un periodo de batalla, pues bien aquí estoy cargando las armas y la mente€ No pienso rendirme por nada y menos por unos usurpadores de los derechos intelectuales», escribía. En la misma línea añadía que su Carmen es «una creación totalmente propia».

El despido de Oller con cajas destempladas es el último episodio de un año crítico para Inmaculada Gil Lázaro, con bailarines en los tribunales, cuestionada por los sectores organizados de la escena local y que vio el domingo cómo un grupo de actores tomaba incluso el Talia ante de que Teatres abandone esta sala.

Teatres pide informes de la toma del Talia

La directora de Teatres, Inmaculada Gil Lázaro, se encontró la tarde del domingo con «la sorpresa» de que algunas decenas de actores valencianos tomaban el escenario del Teatre Talia al final de la función de «La gavina» para leer un manifiesto contra el abandono de esta sala por parte de la institución pública a partir del 31 de diciembre.

Cultura, no obstante, optó ayer por la prudencia y prefirió postergar cualquier decisión. Aseguró que ha solicitado informes a los responsables del Talia para conocer qué ocurrió y si hubo alguna reclamación por parte de espectadores. Después de recabar esa información, decidirá si toma alguna medida, aseguró un portavoz, que no quiso comentar qué acciones podría adoptar. Cultura, en todo caso, subrayó el «respeto» hacia las manifestaciones de colectivos en defensa de sus derechos.

Los representantes del sindicato valenciano de actores y actrices señalaron al respecto que el público aplaudió al final de la lectura del manifiesto y aseguraron que no se produjo ningún incidente con su irrupción en la histórica sala de la calle de Cavallers de Valencia, toda una demostración de fuerza ante Teatres. a. g. valencia