En la ciudad de Valencia también hay constancia de casas de «emparedadas», como las conocía la gente. Eran famosas las de San Andrés, Santa Catalina, San Esteban, Santísima Cruz y San Lorenzo. Eran así llamadas porque su lugar de retiro estaba junto a estas iglesias. En localidades como Onda y Bocairent también quedan huellas de esta realidad. La Iglesia no las trató siempre igual. El arzobispo de Valencia Pérez de Ayala (1566) llegó a prohibir que los sacerdotes fueran a sus casas a celebrar misa y administrar sacramentos, pero Juan de Ribera, también en el siglo XVI no tenía inconveniente en visitarlas y dar fe de su obediencia. levante-emv valencia