«De momento tenemos un lienzo blanco y según los colores de la gente lo iremos pintando», así describe Guillermo Arazo, responsable de la programación de las Naves y uno de los organizadores de Poblats en Dansa, la dinámica de este proyecto. Quieren que el pueblo se transforme. Que en lugar de espectador sea protagonista y reivindicar así el papel activo de la sociedad en los eventos culturales.

De momento tienen el dónde „en las Naves„, el qué „la danza es el arte elegido„ y el cuándo „a partir del 25 de noviembre„, en cuanto al cómo y el quién ni lo saben, ni quieren saberlo. La idea es que fluya, que la coreografía se escriba a sí misma según las personas que se animen a participar. Así, irán formando el equipo, dirigido „o más bien moldeado„ por el coreógrafo profesional Yoshua Cienfuegos, quien en cuanto supo de esta iniciativa no dudó en querer formar parte de ella.

La «danza comunitaria» es una tendencia que lleva años triunfando. Esta línea de trabajo surgió en Argentina para que la sociedad mejorara su concepto de «comunidad» participando juntos en actividades artísticas. Estimular la creatividad, la inclusión de personas de diferentes edades y condiciones, sentir el compañerismo o trabajar la expresión corporal, son algunos de los valores y de las propuestas de Poblats en Dansa.

El bailarín Yoshua Cienfuegos también entiende este proyecto como un cuadro en el que aún no conoce cuál será su paleta de colores, pero sí sabe que sacará «lo posible para vislumbrar un bonito cuadro».

Cienfuegos es graduado en Arte Dramático y en Danza Contemporánea, cuenta con una trayectoria consolidada como coreógrafo y director de la escena actual, además de haber sido miembro fundador de la Academia de las Artes Escénicas de España y de contar con el reconocimiento ganado gracias a conseguir galardones como el Primer Premio del Certamen Coreográfico de Madrid (1999), el Premio Nacional de Danza de Costa Rica (2010) o el de Mejor Dirección Coreográfica, otorgado por la Generalitat Valenciana.

Ahora mismo combina la creación propia con labores pedagógicas. De hecho, le apasiona trabajar con personas que no son profesionales de la danza porque según Cienfuegos, «las discapacidades son peculiaridades».

«La danza es un lenguaje universal. Da igual la edad o las condiciones que tengas porque todo el mundo puede aportar algo personal, aunque no cuenten con experiencia en baile ni formación artística», explica Cienfuegos. De hecho, la participación en el proyecto se amplía ya que se puede colaborar de formas muy diferentes, ya sea elaborando el vestuario, componiendo la música, o aportando cualquier elemento que conforma un espectáculo coreográfico, cuyo resultado final verá la luz el 26 de febrero.

Las clases „o más bien, «los encuentros»„, son gratis y durante el mes de noviembre se ofrecerán charlas explicativas en diversos espacios de los barrios de El Cabanyal, Nazaret, El Grau y Malva-Rosa. Y, una vez finalizado el plazo de inscripción, el día 20 de noviembre, las sesiones de trabajo se desarrollarán los lunes y miércoles a partir de las 19 horas en diciembre, enero y febrero, mes en el que el vínculo entre sociedad y arte verá su efecto.

«Invitamos a todo el mundo a formar parte del proyecto. Somos un centro público y tenemos la obligación de ofrecer este tipo de iniciativas que durante bastante tiempo no se han apoyado», afirma Guillermo Arazo. Se definen como «un laboratorio de propuestas escénicas» y por eso quieren, ante todo, que los vecinos se animen y se atrevan a sentir «la energía del grupo». «Para participar sólo hacen falta ganas y compromiso durante el proceso», aseguran de Poblats en Dansa, un instrumento novedoso para potenciar el arte como inclusión.