En una librería se puede viajar a todos los rincones, conocer a Freud, leer a Cervantes o aprender de cine, de arte o de fotografía. Los libros pueden convertir en experto de casi cualquier cosa a casi cualquier persona y son «maestros que no riñen y amigos que no piden». «Los libros, el universo en tu mano», es una de las seis frases recogidas en un diploma plasmado en el papel de regalo que envuelve cada libro comprado en la Librería París-Valencia, con sede central en la calle Pelayo. La semana pasada fue galardonada por la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte con el Premio 2015 a la librería con mejor trayectoria de la Comunitat Valenciana. Sus casi cincuenta años „su aniversario será en marzo„ cuentan con muchas páginas de historia y con cientos de miles de libros que han descansado en sus estanterías esperando con anhelo al lector que lo abriera.

Algunos de esos libros llevan más de veinte años cerrados „se distinguen por su olor a antigüedad y por el sonido al despegar el papel„. Y esa es una de las esencias de París Valencia, su fondo de «libros raros». Novela literaria, ensayos, la Guerra Civil, temas esotéricos, agricultura, viajes, filosofía, manualidades, libros infantiles... Se acabaría antes el espacio de esta página que el número de temáticas que una librería contiene. «Tenemos de todo tipo de libros, pero la parte de las rebajas es la que más cuidamos y queremos», comenta Ana Olivert, propietaria de esta empresa familiar fundada por su padre, Cipriano Olivert, que comparte con tres hermanos más. «Encuentras libros viejos con ofertas que nunca encontrarías por ahí, ediciones antiguas, transcripciones...», comenta Ana Olivert.

Los clientes de la librería de Pelayo van de abuelos a nietos. Y más que «clientes» son amigos, con nombre y apellidos, de los libreros. Algunos llegan a ser tan asiduos que todos los días entran a ver las novedades que han aparecido, igual que quien lee el periódico por las mañanas. «Llevo cuarenta años trabajando en la librería y no cambiaría este trabajo por nada del mundo. Nunca te sientes sola», asegura con una gran sonrisa Olivert. Ella lleva cuatro décadas dedicadas a saciar la voracidad de los amantes de la lectura, aunque realmente comenzó mucho antes, casi desde que nació. Su padre se encargó de inculcarles a sus hermanos y a ella «el valor de la lectura» y «la pasión por este trabajo».

Cipriano Olivert fue quien eligió las frases que hoy perduran en el papel que envuelve París Valencia. «Los libros han ganado más batallas que las armas», dejó para la historia Argensola y rescata hoy la librería. También fue quien dio vida a la historia de París-Valencia, hoy con un reconocimiento institucional a su trayectoria en su biografía. Pero no todas las librerías han contado con un público tan fiel. Muchas se van quedando en el camino. «Es lamentable ver cómo muchos compañeros han desaparecido. La crisis se ha notado y mucho. Aunque no sabemos en qué porcentaje porque también ha coincidido con el auge de los ebooks», comenta y añade que «llevan años únicamente manteniéndose».

Con 1.200 metros y 150.000 libros para rebuscar en sus estantes, París-Valencia es una librería de referencia y se «mantiene» gracias, sobre todo, a los lectores que apuestan por la lectura en la calle Pelayo.