Camarón es el espejo en el que se mira Duquende. El genial flamenco de la Isla de San Fernando es su ídolo, el faro que guía en su carrera y el espejo en el que se mira desde que era un niño. «Nunca se irá de nosotros, creó esta manera de cantar y la está siguiendo casi todo el mundo. Yo fui el primero que tiró de esa manera y pienso que soy el más adelantado en los camaroneros», confiesa el cantaor catalán.

Juan Cortés Santiago (Sabadell, 1965) lejos de imitarlo ha buscado su propia esencia flamenca para dar con una forma única, personal y valiosa de hacer flamenco. Su curiosidad por la música en general le ha llevado a aprender de todos:«Siempre me ha gustado encerrarme y escuchar a los viejos „algo que ya hacía atentamente con tan solo tres años en su cuarto„, tanto a los buenos como los malos, para sacar lo que a mi gusta».

«Aunque lo interesante es variar y ver que yo soy Duquende, y tengo mi propio estilo, pero es verdad que vengo de ahí, de ese árbol, de Camarón y de Paco de Lucía. Se están haciendo las cosas muy bien en el flamenco, el gusto es más bonito ahora, pero todo se debe a ellos», concluye. Le preceden varias generaciones de cantaores gitanos „su padre y su abuelo ya cantaban„, pero el primero en darse cuenta de sus cualidades excepcionales fue el Camarón de la Isla que le invitó a subir al escenario „tenía solo ocho años„ para que le cantase acompañándole el mismo a la guitarra: «Es algo que me ha marcado hasta ahora, me ha dado una seguridad», afirma con orgullo. Además, Duquende formó parte del grupo que acompañó a Paco de Lucía en los últimos años.

Con Juan Gómez Chicuelo (Barcelona, 1968) ha grabado álbumes y actuado con frecuencia desde hace más de dos décadas, ambos se conocieron casualmente poco antes de actuar en el programa de radio de Luis Del Olmo. A Duquende le gustó la forma de tocar de aquel joven guitarrista, y desde entonces han grabado discos excepcionales.

Duquende y Chicuelo estarán mañana (20.00) en el Teatre El Musical, un velada de primer nivel con dos de los artistas flamencos actuales más inquietos y destacados. Después de tanto tiempo, la conexión es máxima entre ambos músicos y basta una mirada para saber qué quieren el uno del otro.