Quizás sea el tiempo gris o la calma de un día entre semana, pero los libreros levantan con más énfasis las persianas que el ánimo en el primer día de feria. Se han curtido en el escepticismo y prefieren esperar a que fluyan las ventas para subirse al vagón del optimismo que se propaga desde la organización y la nueva clase política. Será la costumbre, pese a que en esta ocasión hay cifras que podrían refrendar un cambio de ciclo: hay ocho nuevas casetas y 70.000 euros más de presupuesto, traducidos en más actividades durante esta, la 51 Fira del Llibre.

Ayer, día de mochilas en Viveros, se podía comprobar de un vistazo de dónde esperan extraer el jugo la mayoría de libreros. Julia Navarro y Santiago Posteguillo, ambos con novela nueva para la ocasión, tienen sus obras en pie. «Tengo los veinte primeros libros de la lista de los más vendidos», comentaba Sara Sánchez, de la librería 35 Formiguetes. Con cierta resignación explicaba que se ha dejado en casa una «interesante» sección de educación infantil y mucha literatura en valenciano, porque aspira a «cubrir costes». En el sorteo de localizaciones a ella le ha tocado en la explanada, fuera del paseo principal, donde el año pasado estaba el escenario de conciertos. Sánchez es de las que matiza el entusiasmo ante la nueva etapa en la Fira: «Hay más casetas, pero también se ven muchas instituciones, editoriales... no tantas librerías». «Estas deberían ser la punta de lanza y no lo parece», le asistía Josep-Lluís Navarro, autor de Teoria lul·liana de la comunicació, que firmaba en 35 Formiguetes.

Desde las editoriales respondía Joan Carles Girbés, de Sembra Llibres: «Los nuevos sellos valencianos, por ejemplo, aportamos diversidad, contribuimos a que haya más actividades y podemos atraer un público diferente». En su caso ha movilizado a todos los autores de la editorial para romper la barrera entre la empresa y el público, y presume que su obra más vendida será la de Roc Casagran (El amor fora de mapa), quien acudirá a Viveros.

«El público será el de todos los años, el que se mantiene fiel», augura Bárbara Michaud, de Leolo. Ella es de las que cree que en la feria hay poco margen para incrementar las ventas, y que se necesitaría el atractivo de grandes firmas para subir un escalón, «y ahora que tienen más presupuesto...», deslizaba. Entre los títulos dispuestos en su caseta para el consumo masivo del público infantil y juvenil, se guarda alguna «joya», como el libro de poesía ilustrado Cómo abrió don Nicanor el gran circo volador. Lo cierto es que no faltan reservas ante el esperado repunte de ventas: «Si somos más casetas también hay más competencia... Trataremos de llegar a lo del año pasado», dice Raúl Morata, de Primado. Para reventar las expectativas él contará con Paco Roca en la caseta. Chirbes o lo último de Miguel Noguera son otras de sus armas.

Visita institucional

El secretario autonómico de Cultura, Albert Girona; la regidora del ayuntamiento del ramo, Glòria Tello; y el diputado provincial Xavier Rius fueron los representantes de la Administración que acompañaron a Glòria Mañas, directora de la Fira. A ellos les tocó salpicar el discurso de esperanza. «La Fira goza de buena salud», estableció Girona; «es un acontecimiento imprescindible y consolidado que recibe una excelente respuesta ciudadana», le acompañó Tello. Mañas destacó la «sensibilidad» de los nuevos gobernantes para sacar a la Comunitat Valenciana de «la cola» de los índices de lectura.

Basilio Trilles firma sus obras en la primera jornada

El escritor y periodista castellonense Basilio Trilles, colaborador de Levante-EMV, estuvo presente en la jornada inaugural de la Fira. Trilles firmó ejemplares de sus dos novelas, «Tiempo de valientes» y «El español de la foto de París», en la caseta de El Corte Inglés. La primera cuenta cómo y por qué Vicente Blasco Ibáñez escribió «Los cuatro jinetes del Apocalipsis» y la segunda narra la epopeya vital de Amado Granell, que lideró la liberación de París en 1944.