Definitivamente, esta primavera es de las Valls. Rosángeles, la madre, arrasó en los recientes premios Max con el Pinoxxio de su compañía, Ananda Dansa, y Rebeca, la hija, se llevó anoche el reconocimiento de los compañeros a la mejor interpretación femenina de teatro del último año por su papel en Vània.

El montaje de Carles Alfaro fue el triunfador de la velada de los premios de los actores, ya que Josep Manel Casany también logró el premio a mejor interpretación masculina por esta producción.

El éxito de este Vània dice mucho de la que ha sido la situación del teatro valenciano. La obra, con seis actores de la tierra, es una coproducción de Moma Teatre „del exiliado Alfaro„ con los Teatros del Canal de Madrid. En Valencia „al menos, alguna cosa sí ha cambiado„ se pudo ver en febrero pasado en el Rialto, la misma sala pública que ayer acogió la gala anual (la que queda tras la eliminación de los premios de la Generalitat), que estuvo dirigida por Nelo Gómez y contó con las actuaciones de Maria Zamora i del Cor Lleonard Giner.

De algo de esa coyuntura habló el presidente del sindicato de intérpretes, Ximo Solano, en su discurso, cuando dijo que en este territorio, el valenciano, «no somos normales, aún». Si no, por qué celebrar la normalidad de que Raimon pueda cantar en el Teatro Principal de Valencia, se preguntó.

Estos síntomas de país «enfermo» marcaron el tono reivindicativo del presidente de Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV), en la línea de los últimos años.

El gobierno es distinto desde hace casi un año, pero «de momento solo ha cambiado el tono», dijo. «El 95 % de nuestra profesión continúa en el paro», aseveró antes de criticar la lentitud del cambio. «Seguimos sin producción pública [?], con una producción privada precaria y sin ser ni tener una industria», lamentó. Le sirvió de ejemplo de última hora el vídeo del «orgullo valenciano» que el Consell divulgó el lunes. «¿De verdad no había creatividad y empresas para hacerlo desde aquí?»

No faltaban altos cargos en el patio de butacas del Rialto (esa sí que es una diferencia con el Gobierno anterior). Estaba la cúpula de Cultura en la conselleria: Albert Girona, Carmen Amoraga, Abel Guarinos, José Luis Moreno y Manel Chaqués. Estaban también las concejalas de Valencia Glòria Tello y Consol Castillo. Y estaba la diputada provincial de Teatro, Rosa Pérez Garijo.

Solano recordó que el sindicato ha tenido reuniones con muchos nuevos cargos públicos. «Personas que dicen que nos entienden. Pero quizá aún tenemos que hacer más. Porque de momento solo nos entienden», aseguró.

El discurso del representante de los intérpretes fue también una llamada a la unión del colectivo , porque «hemos sufrido 25 años de un régimen que ha intentado aniquilarnos y nos hemos peleado entre nosotros por las migas que iban dejándonos por el suelo».

Habló de rencores creados, de fricciones, «malos rollos», conflictos y amistades rotas. Otro fruto de un país poco normal y un tiempo que animó a olvidar, porque el contrapeso de la anormalidad es la juventud del país. Que la esperanza no falte, al menos.