Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Líder de Ilegales

Jorge Martínez: "Los artistas políticamente correctos restringen las libertades del pueblo"

El grupo toca hoy en los jardines de Viveros, donde combinará temas nuevos con grandes sus clásicos

Jorge Martínez, «Ilegal» estará hoy en Valencia con su mítica banda de rock. levante-emv

Llegan a Valencia desde Gijón con su «discurso antiguo de ‘levántate y lucha esta es tu pelea’», aunque antiguo no quiera decir «anticuado». Los Ilegales giran ahora «solo por grandes catedrales» y han quemado varias etapas de las bandas de rock: la embriaguez del éxito, la separación y la reunión. Convertidos en un clásico del rock español, les están preparando un documental, Mi vida entre las hormigas, en el que Martínez avisa que se escucharán «unas cuantas verdades». «Aunque no soy partidario de que se sepa toda la verdad del rock», reflexiona.

¿Qué parte de esa verdad no debe contarse?

En los últimos tiempos se estila, sobre todo, lo políticamente correcto. Yo creo que los artistas políticamente correctos, lo que hacen es restringir las libertades de todo un pueblo. A los artistas se nos debe exigir un cierto nivel de transgresión porque eso hace que las fronteras de la libertad se amplíen y cuando no cumplimos con ese cometido las libertades se van retrayendo y eso es malo para cualquier sociedad.

¿Esa corrección política viene impuesta o es autocensura?

Tristemente es una postura de autocensura de los artistas porque quieren llegar a más público. Creo que se equivocan porque no son lo suficiente generosos como para sacrificar su propio éxito o parte de él en aras de conseguir mayor libertad para todo el público, incluso para los detractores. Y luego creo que el camino más directo al fracaso es intentar agradar a todo el mundo. No es muy buena estrategia intentar congraciarse con todos, no se pueden conseguir amigos sin hacer algunos enemigos.

Hace treinta años que cantaron «Europa ha muerto». ¿A qué huele el cadáver?

Era un cadáver previsible y apestaba incluso antes de serlo. Ya se veía que era imposible en Maastricht, se transparentaban grandes cotas de imposibilidad y de aquellos polvos estos lodos.

Por cierto, ¿mantienen sus clásicos en los directos?

Mantenemos nuestro antiguo discurso de «levántate y lucha/ esta es tu pelea». La mansedumbre es tóxica y peligrosa: si no luchas te mata.

¿Antiguo es lo mismo que viejo?

Es un discurso que entronca con la naturaleza humana, por lo tanto tiene muy pocas posibilidades de quedarse anticuado.

¿Cómo se explican los ochenta a quiénes no los vivieron: hay mucho de mito en ese relato?

Eran tiempos de ruptura. Fíjate: los sesenta no llegaron aquí hasta el 64 o 65 pero los ochenta empezaron en 1978 o 79; yo soy de esa generación que provocó ese adelanto tan prodigioso. Se veía que era una olla a presión en la que se estaban gestando grandes maravillas y grandes tóxicos.

¿Alguna vez sintieron dejarse llevar por cierta inercia?

Llegó un momento en que teníamos un éxito masivo y eso es muy peligroso, puede hacer que te acomodes y te repitas. En esos casos lo más aconsejable es sabotear tu propio grupo y yo lo hice con gran eficacia. Veía que estábamos todos enfermos de autocomplacencia y muy hechos a recibir aplausos, y eso no es bueno para ningún artista.

¿Han cambiado mucho las giras en todo este tiempo?

Hubo un momento en el que funcionábamos como francotiradores, tocando en todo tipo de locales, pero ahora nos vamos bien a espacios grandes en festivales, donde podemos orientarnos también hacia el público de otras bandas y robárselo; o bien a las grandes catedrales del rock, ya no predicamos en capillas. Esto nos hace perder cierta agilidad porque llevamos más pero ganamos contundencia.

¿La plenitud quedó atrás, la sienten ahora o aún está por venir?

Te contesto con un hecho: en el último concierto estaba haciendo un solo de guitarra que era verdaderamente emocionante y al comprimir tanto la mandíbula me reventé una muela. Era un momento intenso e intentaba abrirme paso entre una guitarra de acompañamiento. El solo quedó fantástico, mi muela no (ríe).

Compartir el artículo

stats