Quizás algunos de los que acudan hoy a Rambleta no habían nacido, o estaban en párvulos, pero Javier Gurruchaga apareció en un concierto en València vestido de novia en un silla de ruedas que tiraba el mítico Popocho. Cantaba a Lou Reed y era 1980. Aquel espíritu provocador sigue intacto, pues acaba de presentar nuevo disco «¡Qué viene Trump!», un rock&roll tipo «Ponte la peluca», dice.

Esta tarde se suma al tributo a David Bowie en Factoría Rambleta. Gurruchaga se mantiene en forma. «Nos hemos hecho más exigentes, pero estoy con ganas, aunque son tiempos donde la censura está muy presente y eso es muy malo para el tema creativo», asegura. Algo que no va con él, que tras parodiar a Felipe González o Margaret Thatcher ahora se atreve con Donald Trump.

«Hay mucha gente que satiriza a Trump, sobre todo en Estados Unidos, pero he cogido este personaje para hablar también de política», cuenta, al mismo tiempo que admite que «con mis cincuenta tantos años» quiere estar más tranquilo, aunque está preparando «una cosa sobre Trump» para televisión, y anuncia que «gente del teatro de Valencia me ha ofrecido hacer un proyecto que se llama Merlín».

«Murió cantando»

Gurruchaga aprovechará el coloquio previo a la proyección del documental David Bowie, los últimos cinco años, que retrata el último lustro del mito a través de imágenes y entrevistas inéditas, para hablar de «anécdotas que me vinculan con David Bowie y sobre el difícil arte de componer, cantar e interpretar hoy en día». Su admiración por ese icono de la modernidad que «murió cantando», viene de lejos.

«Con 14 ó 15 años descubrí a Bowie -en el 72 ó 73- me teñí el pelo de rojo, con una tinte especial, porque trabajaba en un banco, pero era mucho más atrevido imitar a Bowie, que a Lennon o Mick Jagger», cuenta. Desde entonces siguió «su música innovador» y estuvo en París en 1983 en su gira de Let´s dance.

El fundador de la Orquesta Mondragón reconoce que ya sale poco por la noche, «ahora estoy más en casa, leo y veo pelís». Otra provocación en un tiempo donde «estamos invadidos por las redes sociales, que hacen una lectura superficial y tergiversada de todo». « Las cosas estan duras y difíciles, pero a pesar de todo nos sobreponemos e imitamos al pato Donald Trump», sentencia.