La corrida de rejones fue un fiasco. El envío de Fermín Bohórquez, manso en líneas generales, no tuvo las virtudes exigidas por los rejoneadores para su particular tauromaquia a caballo. Los seis toros, seis, fueron fríos de salida, aquerenciados y nunca se entregaron en las suertes. Todos acabaron en los terrenos de tablas. La rejoneadora francesa Lea Vicens cortó una oreja en el tercer toro de la mañana, el único bohórquez que sacó fondo del envío. Realizó lo más destacado a lomos de «Bético» en un buen tercio de banderillas, muy celebrado por el público. Vicens supo sujetar al animal y cabalgó a dos pistas por el del ruedo de la calle Xàtiva en dos espectaculares series. Toda la transmisión que le faltó al toro, la puso la jinete y, aunque a la faena de la francesa le faltó reunión en el embroque de las suertes, se le premió con una oreja. En su segundo turno, un auténtico mulo, no tuvo opción. Diego Ventura emborronó con los aceros una buena faena al cuarto. Técnicamente magistral. De dominio total. Caballo, toro y torero inmantados por su tauromaquia. La mala condición del animal hizo que no fuera una obra rotunda pero tuvo su importancia por la templada y torera actuación junto a «Sueño».

Un final vibrante con «Remate» dio paso a un aviso que sonó mientras toreaba. Valencia, una vez más entregada con el sevillano, lo ovacionó después de un rejonazo trasero al tercer intento. En su primer toro, destacaron celebrados pares al quiebro con «Nazarí» pero su oponente se afligió y tuvo que pasaportarlo. Por su parte, Manuel Manzanares no tuvo prácticamente oponentes. El alicantino dio una imagen de mayor entidad en el quinto donde empleó mucho oficio para encelar al burel e hilvanar un final de cercanías en busca de trofeo. Tres pares banderillas cortas previo a un rejonazo trasero con un golpe de descabello, diluyeron toda posibilidad de trofeo. Ante su primero, realizó con «Farruco» lo más lúcido de una labor que fue a menos . El espectáculo fue un fracaso, sobre todo, porque la gente se fue decepcionada. Y no solo es cuestión de suerte.