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Arte

El laberinto artístico del inframundo

El IVAM inaugura la exposición, «Al borde del mundo», del artista Federico Guzmán, en la que reflexiona sobre la esencia del ser humano

José Miguel G. Cortés y Federico Guzmán, ayer, durante la inauguración de la muestra. Levante-emv

«Frente a la actual sociedad anclada a la postvedad y el simulacro, 'Al borde del mundo' destaca por la unión del sentido crítico y el poético, un trabajo de profundo entusiasmo y sinceridad en el que no hay nada impostado». El director del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), José Miguel G. Cortés, habla así de «Al borde del mundo», la nueva obra del artista Federico Guzmán con la que pretende sumergirse en las raíces del mar Mediterráneo. Presentada ayer en el IVAM en la galería 6, la exposición permanecerá abierta hasta el 20 de mayo.

Pero esta obra del artista sevillano es más que una oda al Mediterráneo, es un viaje al «inframundo», un camino hacia la verdad más allá del mundo de los mortales. Una ruta basada en el enigmático poema de Parménides de Elena, «Sobre la naturaleza», en el que la vida, la muerte, la luz y la oscuridad empujan a su autor hacia la verdad. Así, guiado por las doncellas de la diosa del sol, Helíades, cruza las puertas de la Noche y el Día. Un viaje por el laberinto de las emociones, pero también por el derrotero de los pensamientos del artista sevillano quien considera urgente recuperar el pensamiento espiritual frente al colapso de nuestra época. «Es necesario morir en la ilusión para renacer en la verdad», explicó ayer.

Tras varios años de estudio de «sabiduría perenne» y un trabajo de campo en la Comunitat Valenciana durante la primavera de 2017, el artista sevillano cree haber hayado la verdadera del ser: «Debemos recuperar las sabidurías ancestrales para hacer frente al colapso sistémico del Mediterráneo, una de las zonas de conflicto geopolítico más dura actualmente del planeta», resumió ayer Federico Guzmán. «La solución a los confictos no se supera desde la individualidad, sino desde experiencias colectivas», comentó el artista quien entiende el arte como una herramienta para visualizar ese cambio.

De esta forma, la muestra conduce al visitante en un viaje iniciático que comienza en la primera planta de la galería 6, el «inframundo» donde se desarrolla la narrativa del poema de Parménides a través de una secuencia de imágenes simbólicas. Esta primera parte de la exposición incluye ocho obras de papel de gran formato y una serie en la que el artista ha utilizado la técnica del linóleo «para enfatizar el contraste entre la luz y la sombra», a modo de cueva, para ilustrar el poema presocrático.

La planta superior acoge el mural colectivo «Posidonia Oceánica», en el que participaron más de 100 personas de distintas nacionalidades, entre ellos, niños refugiados. El mural muestra imágenes de Neptuno e idílicas praderas submarinas, al tiempo que incluye recuerdos de las personas migrantes ahogados en naufragios. «Pensamos que somos la ola, mientras somos en realidad el océano», sentencia el artista.

Sin embargo, el mensaje de Federico Guzmán contiene esperanza en el cambio. «Frente a este panorama aterrador de derrumbe de la lógica del capital y el fin de los recursos naturales, debemos reivindicar el vínculo, la solidaridad, el amor y la vida en común», concluyó el artista sevillano.

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