Paco Cerdà

En la grada, la roja no era España; los escandalosos, casi enloquecidos, tampoco eran sus seguidores, que animaban al equipo de Aíto en chino ("Xibanya jiayou", "vamos España"); y en pleno martes, el número 13 (el dorsal de Yao Ming) no daba mala suerte.

Era el mundo al revés en el pabellón olímpico de baloncesto de Pekín, ayer por la tarde. Y en medio del caos, aparece un joven de Torrent. Se llama Isidro Martín y ha venido a China con otros nueve españoles. Todos son profesoresde Educación Física. Estudiaron juntos hace años en la Universidad de Granada y se han juntado, en plan viejos amigos, para venir a los Juegos Olímpicos de Pekín. Lo mismo hicieron en Atenas '04. "Llevamos ya diez días en China. Hemos estado en Xian, Pekín y aún nos queda por ir aShangai y Wujin", cuenta en el descanso del partido. España va perdiendo pero ellos cantan y gritan como si fuera por delante. Además del baloncesto, esta extraña peña de amigos ha estado en partidos de waterpolo, hockey hierba y tenis. Y les quedan entradas para el balonmano y las semifinales de basket (compradas en la reventa a 50 euros).

A este torrentino, los "fuegos artificiales" y el "arroz" de China ("por dos o tres euros estamos comiendo muy bien") le remiten a Valencia, cuenta. Pero ahora piensa en todo menos en volver al cap i casal. Y menos después de lo que tuvo que hacer para estar en Pekín. "Tenía rotos los ligamentos y tuve que infiltrarme para poder hacer el viaje", explica. Ahora Isidro salta como el que más, rodeado de monteras de torero, pelucas rojas y banderas españolas. Por la noche dormirán en el albergue en el que se alojan y en unos días se marcharán en tren a Shangai.

Al final, y después de un partido de infarto con prórroga incluida, España vence a China 75-85. El orden natural comienza a restablecerse.