La empresa Dalport Inversiones incumplió ayer su primer compromiso serio con el Valencia y perdió, de esta forma, su fugaz condición de accionista mayoritario del club. Como se esperaba en el entorno del club, la misteriosa sociedad uruguaya no hizo efectivos los 6 millones de euros que debía de pagar a Vicente Silla por el 3,3 de las acciones que aglutinó hace unas semanas. De forma que esos 8.300 títulos deberán volver hoy directamente a las manos de sus dueños: el propio Silla, Carlo Cicchella, Vicente Alegre, José Peris Frigola y Arturo Tuzón. Al menos, esa era la voluntad de este grupo de socios, cuya confianza hacia Dalport, se ha esfumado definitivamente. Falta por saber si Soriano ponde algún tipo de inpedimento legal a la devolución de esos títulos. Sin ellos, la sociedad a la que representa no llega al 50 por ciento del paquete accionarial.

Dalport, sin embargo, no se rinde. A escasas horas de concluir el plazo -expiraba a medianoche-, la empresa hizo público un comunicado oficial, en el que no sólo se retracta de todas y cada una de las bases de su proyecto, si no que tilda los movimientos del consejo de administración de "poco éticos" con un talante nada conciliador. Según la sociedad con sede en Montevideo, el Valencia les "obliga" a acudir a la ampliación de capital antes del 21 de agosto y la convocatoria de la Junta General Extraodinaria el 14 de septiembre "es una estrategia que pretende impedir, o al menos retrasar, el acceso de Inversiones Dalport SA al Valencia".

La primera consecuencia del impago de Dalport es la pérdida de su condición de dueño absoluto del Valencia. En poder "sólo" de las acciones de Juan Soler y Vicente Soriano, la empresa secreta pasa a controlar poco más del 47 por ciento de los títulos. Ya no podría, por tanto, dirigir el gobierno del Valencia sin contar con el apoyo del resto de capitalistas. Este es el resultado objetivo y tangible del primer incumplimiento de Dalport. Subjetivamente, el resultado es la pérdida total y absoluta de la credibilidad de la sociedad que gestiona Víctor Vicente Bravo , que hoy tiene otro compromiso adquirido. Dalport acordó que antes de esta noche conseguiría garantías bancarias para hacer efectivos los pagarés de Juan Soler y Vicente Soriano, valorados en casi 200 millones de euros.

La supuesta propietaria del Valencia se defendía anoche al asegurar, en su escrito, que no tiene "por qué demostrar a nadie "su suficiencia económica". "Dalport, una vez situado en el Consejo de Administraciónexpondrá ante la Junta General su proyecto para conseguir llevar al Club a la categoría social, económica y deportiva que se merece". explica el comunicado

Mientras, los accionistas que cedieron sus títulos a Vicente Silla no piensan lo mismo. "Ya no me creo nada de Dalport y si no me devuelven las acciones rápidamente, me iré a los juzgados", aseguró uno de ellos anoche.

Camino de

los juzgados

La gran informalidad protagonizada por Dalport encendió ayer varios incendios en el entorno del Valencia, cuyas consecuencias pueden ser más graves de las esperadas. La exigencia de los accionistas que cedieron sus acciones a Vicente Silla de recuperar inmediatamente sus títulos chocan con los intereses de Soler y Soriano, quienes no pondrán facilidades para la devolución de las 8.300 acciones. De forma que el asunto puede terminar en los juzgados. El incumplimiento del contrato privado de Soriano y los ex consejeros que se asociaron con Silla da la razón, en principio, a estos últimos. Soriano, a su vez, estudiaría tomar acciones legales contra Dalport, de la que se desmarcó el miércoles. El efecto dominó puede incluso llegar a Soler, después de que Soriano se comprometiera con él a conseguir la mayoría accionarial del club