­La FA Cup, la competición más antigua y prestigiosa del fútbol en Inglaterra, vivió la noche del viernes uno de los episodios más emocionantes de sus 130 años de historia. El FC United of Manchester, equipo creado en 2005 por aficionados del Manchester United contrarios a la compra del club por los magnates norteamericanos Joel y Avram Glazer, y que milita en la séptima división del fútbol inglés — una categoría regional—, eliminó contra todo pronóstico a domicilio al Rochdale, equivalente a un 2ªB y claro favorito, con un 2-3 que tuvo su gol definitivo en el minuto 94.

El sueño romántico de los 300 aficionados del Manchester United que de forma desinteresada mantienen en vida a este equipo de barrio va tomando forma. El FCUM se niega a llevar publicidad en sus camisetas y tiene como cuota de socio la cantidad testimonial de 10 libras. En sus planes de futuro está trasladarse al barrio de Newton Heath, al norte de Manchester, donde el todopoderoso ManU tuvo su primer campo, en el siglo XIX, cuando el club estaba integrado por trabajadores ferroviarios. Tras tres ascensos consecutivos — 2006, 2007 y 2008— los «rebeldes rojos», llamados así en contraposición a los «diablos rojos» de Old Trafford, entraron por primera vez en la fase final de la FA Cup al superar cuatro eliminatorias previas. El duelo contra el Rochdale ya era de por sí una gesta, una recompensa al trabajo realizado por crear un club que volviera a ser propiedad exclusiva de sus hinchas. Pocos confiaban en ganar.

El campo de Spotdale, con un aforo de 10.000 espectadores, se llenó con la presencia de 4.000 aficionados del FCUM. Ante la sorpresa de toda Inglaterra, que presenció el encuentro en directo a través de ESPN, el FCUM se adelantó con dos goles de Nicky Platt y Jake Coterill. El Rochdale, rabioso ante tamaño ridículo, reaccionó en la segunda parte e igualó la contienda. En los últimos 15 minutos los locales se volcaron sobre la portería de Ashton. Sin fuerzas, el FCUM despejaba balones y se defendía como podía, ansiando que acabara el partido y se jugara el «replay», el partido de desempate. Con el tiempo añadido a punto de cumplirse, este equipo nacido desde la locura volvió a encomendarse a su virtud fundacional y lanzó un último ataque. La jugada parecía que iba a morir en las manoplas del portero local Lillis, sin embargo el balón se le escurrió de las manos por la lluvia. Allí estaba Michael Norton, con el 9 a la espalda, que había presionado la jugada pese a saber que el meta tenía todas las de ganar. A puerta vacía anotó el 2-3 y el colegiado dio por acabado el choque.

Muchos de los 4.000 hinchas presentes en el campo han celebrado toda clase de títulos del Manchester United, desde ligas a Copas de Europa, pero la epopeya de Spotdale tenía un valor emocional añadido. Hubo invasión de campo y los jugadores, absolutos desconocidos, fueron llevados a hombros hasta los vestuarios. El entrenador Karl Marginson lloraba, abrazado a su mujer. Era la noche de sus vidas. En la grada, los «supporters» coreaban a gritos «Lo estás viendo David Gill?». Si el director financiero del Manchester United tenía en ese momento la tele encendida, le sentaría mal la cena. Igual que al entrenador Sir Alex Ferguson, que cuando le contaron que unos aficionados se habían rebelado a la entrada de Glazer creando un nuevo club, despreció la iniciativa, asegurando que sus impulsores estaban más interesados en su beneficio propio que en el del Manchester United. Hoy se sortea la segunda fase. De lograr pasar este cruce, el United of Manchester podría quedar emparejado con el Manchester United. ¿A qué equipo animaría Old Trafford?.