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La misma noche que Amadeo Salvo perdió su batalla de amarrar a Ernesto Valverde, se aupó de nuevo agarrado al hombro de Miroslav Djukic. El nuevo técnico ha despejado en unas horas la bruma que se había instalado en Mestalla tras el doble fiasco del sábado. Ayer, en los alrededores del club, quienes se cruzaban con el técnico destacaban el entusiasmo con el que ha llegado a la ciudad. "Es un hombre de la casa, que conoce perfectamente el club", decían de él quienes lo saludaron en las oficinas. "Es un buen entrenador y ha llegado con muchas ganas, han acertado con él", incidían. Uno de los que coincidió con él fue Juan Sol, nuevo consejero, que ayer pasó por la sede, como Mónica Escamilla, escenificando la puesta en marcha de la rutina del renovado Valencia. Amadeo Salvo también se ha colgado de la sonrisa del serbio. Pese a que solo hablaron por teléfono, en él ha encontrado la "ilusión" que demandaba para el líder del vestuario y que no llegó a percibir en Ernesto Valverde. Djukic no titubeó cuando escuchó la llamada del Valencia. Ayer, en su primera peregrinación a Mestalla como entrenador, los aficionados le paraban en cada esquina. Y él, como en casa.