Ha vuelto a suceder. El dopaje, esa constante sombra sobre el deporte y sus valores, ha caído de nuevo con todo su peso y lo ha hecho, además, sobre una atleta que ya sabía bien lo que era enfrentarse a este tipo de condenas. Josephine Onya, cuando ya estaba lista para viajar a Pekín, cuando iba a representar de nuevo los colores de una selección a la que pertenece desde que fue nacionalizada en 2007, se quedó en casa por un positivo detectado durante el pasado campeonato de España disputado a inicios de este mes en Castellón.

Ayer, ni Onya, ni nadie de su equipo, el Valencia Terra i Mar dirigido por el ex atleta Rafa Blanquer, daban la cara, pero este nuevo escándalo sí provocaba el rechazo y la repulsa de diversos atletas regionales que, como Onya, pugnan cada año, cada campeonato, por conseguir un puesto en torneos tan importantes como este. A veces, como indicaba ayer la concejal de Deportes del Ayuntamiento de Valencia, Teresa Guirau, «se olvida que para ser el mejor existe un camino donde hay que trabajar y no perder unos valores. El objetivo puede que sea un récord, pero la persona queda devaluada si lo logra por estos caminos».

Más contundente era la atleta, y ex compañera de Onya en el Valencia Terra i Mar, Dolores Checa: «Me parece un poco vergonzoso. Que sea la cuarta vez que de positivo y también que haya tenido que dar cuatro veces y que siga en activo. Ya va siendo hora de que sea inhabilitada de por vida». Esta puede ser, precisamente, la pena que le imponga la Federación Española de Atletismo. La misma que le había dado el billete para Pekín y que ya la defendió tras sus dos primeros casos de dopaje en 2008.

Onya, que no cuenta con ningún gran éxito en su palmarés, «vive» deportivamente de su plusmarca española en los 100 metros vallas (12,50´) que consiguió en Berlín en el 1 de junio de 2008, justo tres meses antes de su primer positivo en Lausana. Y también del octavo puesto en los 60 metros vallas logrado en el Mundial de Valencia de 2008.

No obstante, no son pocos los que se cuestionan si estos resultados son suficientes para que la atleta siga representando no solo a la selección, sino también formando parte de un Valencia Terra i Mar que, no se olvide, recibe la mayor parte de sus ingresos de fondos públicos. En este sentido, se expresaba ayer la laureada atleta de l´Eliana Concha Montaner: «No existe la misma vara de medir para todos. A unos se les mide de una forma y a otros con otra. Hay gente que ni siquiera da o da de una cosa menor y parece que la crucifiquen».

Actualmente, la Diputación de Valencia es el principal respaldo del equipo de Rafa Blanquer. De ella recibe, aproximadamente, unos 400.000 euros. Una subvención que queda manchada por este tipo de casos. La actual diputada de Deportes, Isabel García, no se pronunciaba ayer por este caso concreto porque prefería «hablar antes con la gente de su club y conocer bien la situación». No obstante, sí se mostraba a favor de sanciones ejemplares a perpetuidad porque «el deporte es una cuestión de valores y está claro que el dopaje es lo más antideportivo que existe».

Onya, como tantos otros en una situación similar, siempre ha defendido su inocencia. Es más, en 2009 se declaraba sorprendida por sus primeros positivos y decía: «Sigo siendo optimista. Estoy convencida de que no va a pasar nada y todo va a quedar en un mal sueño, pero lo estoy pasando mal por la lesión y por todo esto que se está hablando de mí». Ahora, tras dos sanciones y a punto de enfrentarse a una tercera, y tal vez definitiva, lo tiene más difícil. Aún así, sigue perteneciendo al club que la fichó del Playas de Castellón, su primer equipo en España. El director técnico de este club, Pepe Ortuño, asegura que allí no pueden suceder este tipo de conductas: «Lo tenemos muy claro, cuando un atleta da positivo, lo damos de baja». Él también se muestra contundente sobre las sanciones: «Al que le pillan lo tenían que descalificar a perpetuidad. Así nos ahorraríamos muchos problemas. No es posible que en el deporte haya gente que esté jugando con ventaja».

Ahora, este nuevo caso de dopaje puede acabar con la carrera de Onya, pero falta ver cuánto daño hará al atletismo y al deporte español por extensión. Así como el ejemplo que se da a los más jóvenes. Esta mancha» es la que lamenta Dolores Checa: «El doping hace mucho daño porque las pocas noticias que salen de deportes como el nuestro parece que siempre van relacionadas con eso. Nos meten a todas en el mismo saco». Mientras, tanto, desde el Ayuntamiento, Guirau se plantea «establecer programas de base para tratar el tema del dopaje, como se tratan otros como la violencia en el deporte». Y no descarta «revisar las subvenciones y las condiciones para obtenerlas». Todo para conseguir un deporte limpio.