En esta historia interminable de las negociaciones sobre el futuro del Trinquet de Pelayo hemos entrado en un nuevo capítulo que bien podría titularse, «El barquito chiquitito», como aquella vieja canción infantil de los Chiripitiflaúticos que, por corta, la volvían a empezar. Cualquier día llegará el año desde que este periódico se adelantó para contar que Pelayo entraba en un nuevo futuro. El pasado miércoles, día 23 de septiembre, a las 19.30 horas se reunían en una céntrica cafetería de la capital valenciana, esquina Ruzafa con Marqués del Turia, José Luis López y el abogado del señor Amorós, que se presentaba con la intención de «cerrar» definitivamente el acuerdo. Se trataba de eliminar el techo de los 600.000 euros que ofrecía el comprador y el suelo de los 664.000 euros del que no pensaba bajar el propietario.

La lógica imponía aquello de ni lo mío ni lo tuyo, partir por la mitad, como siempre se ha hecho en el comercio huertano. Y José Luis López, accedió a romper su techo: 632.000 euros. Se llegó al estrechón de manos. El empresario valenciano de manera inmediata informó por escrito al president de Les Corts Valencianes, Enric Morera, que parece haberse convertido en el responsable de la administración sobre los temas referidos a este deporte. A fin de cuentas su padre fue «marxaor» del Trinquet El Zurdo y él mismo fue socio fundador de la empresa Frediesport que ha gestionado la pelota valenciana profesional desde la creación de la RTVV, o sea casi un cuarto de siglo. Un aval más que suficiente para saber entender el interés en lo referido al Trinquet de Pelayo: un deseo sentimental.

Aquel apretón de manos no era definitivo. No podía serlo. Faltaba el último estudio por parte del señor Amorós, que remataría la operación para anunciarse a lo grande, ya no sabemos si con una foto en común en el palacio de Les Corts, como la realizada a las pocos días de la toma de posesión del presidente de Les Corts, con todas las fuerzas políticas comprometidas, o en la «muntanyeta» de El Puig, por aquello de los simbolismos. Y para sorpresa de no pocos, especialmente del comprador, el señor Amorós insiste en que no quiere saber nada de la opción de compra, que él sólo quiere el alquiler y es lo que hace transmitir de «manera estricta» a su abogado, por escrito, por supuesto.

Al mismo tiempo, en entrevista telefónica con nuevos intermediarios, que los ha habido voluntarios por aquello de «salvem Pelayo», deja caer que «ni siquiera se ha llegado a los 664.000 de la tasación de Hacienda». Pues aquí está de nuevo José Luis López que, por escrito, hace llegar al abogado del señor Amorós que está dispuesto a llegar a esa cifra, a ese suelo de los 664.000 euros. Y a todas estas la familia Tuzón esperando los 112.000 euros de su indemnización que, ha de pagar, como no, José Luis López, que además invertirá en reformar Pelayo en todo aquello que, por escrito, se ha comprometido ante Enric Morera. Porque su deseo, también por escrito y firmado, es que «la propiedad final sea del pueblo valenciano». Y si esta historia les parece corta, como los Chiripitifláuticos la volvemos a empezar?