El ciclismo hay veces que se reconcilia con los hombres modestos, con aquellos que tantas veces luchan en la sombra por los grandes líderes, por los que, cuando acaba la etapa, tras haber estado tirando de todo el pelotón, controlando fugas, tragándose el viento, sufriendo, se van hacia el autobús en busca del merecido masaje mientras son otros los que suben a los podios, reciben reconocimientos, atienden a los medios y van así, poco a poco, conformando su leyenda. Pero, en esta Volta a la Comunitat Valenciana, esos honores en lo alto del cajón, esa colección de besos, de ramos, de maillots, ha sido para uno de esos clásicos «gregarios» como es Wouter Poels (Sky).

Hace unos días, cuando se imponía en la crono de la primera etapa entre Benicàssim y Oropesa del mar, ante Luis León Sánchez (Astana), pocos apostaban en que este belga de 28 años, curtido en mil batallas, pero poco acostumbrado a liderar la carrera, lograra aguantar hasta el final. El día siguiente entraba tercero en Fredes, en un día donde no se establecían diferencias entre los favoritos. Una jornada más pasada. Pero aún quedaban tres. En Alzira, una etapa en la que se llegaba al esprint, no quiso complicaciones y se mantuvo cómodo en el grupo en el tramo final. Era una jornada de trámite para los candidatos a la general. Un día en el que lo más peligroso era verse cortado por alguna caída o por el viento, pero no fue así y el discreto Pools iba dando pasos en su reto por conseguir su segunda Vuelta como profesional, la primera fue la que consiguió en la Vuelta a León de 2008, dos años después de debutar como profesional, y en la que se impuso al italiano Fabio Terencio y al ciclista alicantino David Belda.

Sensacional en Catí

El sábado, el puerto de Xorrete de Catí se presentaba ante todos como esa gran dificultad que iba a poner a prueba las fuerzas de cada uno de los ciclistas. Era un día complicado, una jornada en la que las fuerzas no podían fallar, más aún cuando se llegaba con tan solo 15 segundos de diferencia ante Sánchez y con 22 frente al tercero, Diego Rosa. Pero Poels, lejos de dejarse llevar, estuvo siempre muy atento, mostrando un carácter y una sangre fría que tal vez haya aprendido de su habitual jefe de filas, el británico, Chris Froome, al que el año pasado ayudó a conseguir su segundo Tour de Francia y que seguro que ahora está orgulloso de él.

Pools aguantó las embestidas de Purito, de Luis León, de todos, hasta que dijo ahí os quedáis y se fue, en plan líder total, a por el triunfo de etapa, de la general y también de todas las clasificaciones. Sí, porque, como decíamos, Poels se ha llevado todos los maillots posibles de esta edición, pues hasta su equipo, el Sky, ha conseguido también el triunfo.

Ayer, Poels, tras confirmar su triunfo, se mostraba realmente feliz: «He tenido momentos muy buenos durante la carrera. Mi equipo me ha ayudado mucho y estoy muy contento».

Preguntado por cuáles van a ser sus próximos retos, el holandés indicaba que no cree que vaya al Giro, pero sí que tiene pensado estar en el Tour. Finalmente, indicó que le gustaría también competir en los Juegos de Río y también dejó las puertas abiertas a su participación en la Vuelta a España. «Me gusta mucho España, sus carreteras, sus puertos y su clima, así que puede que venga a la Vuelta», comentaba. Luego, saludos protocolarios, recogida de la bicicleta, firmas de autógrafos y de camino hacia su caravana con una sonrisa en los labios que no se le ha quitado desde que arrancó este regreso de la Volta que no olvidará.