La emoción en los rostros de los exjugadores Nacho Rodilla y Víctor Luengo resultó contagiosa. Esa contención para frenar una lágrima. También la de los directivos Paco Raga y Vicente Solá. 30 años de vida del club les pasó por delante. El dueño, Juan Roig, tuvo un agradecimiento sincero para ellos. No son tantas las razones que hemos tenido los valencianos en los últimos tiempos para sentirnos orgullosos de algo. L´Alqueria del Basket es una de ellas. Del acuerdo entre el Ayuntamiento de la ciudad, al ceder el terreno, y la ilusión del mecenas, al invertir 18 millones, nace la meca del baloncesto de cantera europeo. No es ninguna exageración. Los arquitectos, José Martí y Amparo Roig, han conciliado alta tecnología con buen gusto en esas 13 pistas de baloncesto y sus respectivos vestuarios (equipados con pizarras para dar y atender explicaciones tácticas del técnico). Un centro acogedor que mezcla educación y deporte, un vivero de entrenadores (61) y baloncestistas (550). Un lugar que invita a saltar a la cancha o a llevar a tus hijos a entrenar en ellas.
Es necesaria la idea de separar cantera de escuela, es decir, niños con condiciones de ser profesionales, unos pocos, y la mayoría con una única intención lúdica y formativa. Así lo deben entender los padres y los entrenadores. Es lógico el recelo de los clubes pequeños ante una «escola» de esta magnitud. El pez grande precisa ser humilde y respetuoso con el pequeño.
L´Alqueria del Basket es un acontecimiento deportivo de primer orden para los valencianos. De ahí el sentido discurso del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, apelando a los valores transmitidos por el baloncesto. Y la concurrencia estuvo a la altura: tanto a título individual (el expiloto Jorge Martínez Aspar o los exfutbolistas Albelda y Carboni) como en representación de otras entidades (el presidente del Levante UD, Quico Catalán), además la cúpula del baloncesto español (incluido el seleccionador, Sergio Scariolo).
De ahí que resultara tan llamativa la ausencia de altos cargos del Valencia CF. Ni el presidente, Anil Murthy, ni el ejecutivo número 1, Mateu Alemany, se dieron por aludidos, señal de poca sensibilidad con la sociedad valenciana. Un fallo lamentable en un día grande para el deporte con vocación universal.
