Ricard Gallego | Ontinyent

Foto: Perales Iborra

?El futuro de las empresas y del empleo en el textil pasa por una aparente paradoja: menos industria local, más deslocalizaciones y la necesidad de ayudar a las empresas combativas y no al sector en su conjunto. Y es que el concepto de producción bajo un mismo techo está "obsoleto" y es "imprescindible" que las empresas valencianas creen empleo a miles de kilómetros y en distintos territorios para "salvar" la actividad en sus sedes centrales. Se trata de "estrategias globales" y apuestas "de internacionalización" que se deberían haber realizado hace una década, justo cuando muchos empresarios aparcaron la modernización de sus actividades para destinar importantes sumas de dinero a hinchar una burbuja inmobiliaria que ha acabado estallando y dejando sin el colchón de la construcción a la economía de las comarcas centrales.

Así lo puso de manifiesto el jueves catedrático de Empresas de la Universitat de València José Pla Barber en la presentación en Ontinyent de su examen a los sectores tradicionales manufactureros. Pla, que fue invitado a exponer su estudio en la sede la patronal textil, Ateval, centró su exposición del estudio La globalización en los sectores manufactureros tradicionales en el textil, preeminente en la comarca de la Vall d'Albaida.

Pla explicó que frente a actitudes "miopes" o "rígidas" que se ha observado en el análisis de los datos, se impone un perfil empresarial "combativo e innovador", y señaló que para potenciar estas actitudes es imprescindible que las empresas estén dotadas de personal "con formación académica adecuada" y que hagan una puesta clara por una producción "multilocal". "En un mundo global el concepto de exportar está obsoleto. Todo se puede hacer en todas partes. Y de lo que se debe hablar es de multilocalización, de cooperación y de redes de distribución", aclaró el catedrático.

El objetivo es "aprovechar las ventajas de producción, de fiscalidad o logísticas de cada región del mundo para hacer el producto más competitivo posible". En este sentido, Pla puso el ejemplo de una empresa danesa que empezó dando empleo en su país a 500 personas y que ahora tiene en nómina a más de 9.000 trabajadores, la mayoría en países asiáticos: "Si no hubiera producido fuera, no habría podido salvar el empleo de su matriz danesa", insistió Pla, "y lo más interesante es que en su país el empleo que se mantiene es de alta capacitación, lo que genera valor añadido a sus actividades y una perspectiva de futuro mucho más ambiciosa", destacó.

Sin embargo, lo que el estudio indica es que el comportamiento mayoritario de las empresas del textil valenciano ha ido en dirección opuesta en el periodo 2002-2006. Las conclusiones del estudio son claras cuando se compara con sus competidores europeos. en el momento en que las importaciones chinas superaron por primera vez a las exportaciones (2002), la inversión empresarial en la renovación tecnológica de su actividad y en el desarrollo de nuevas estrategias de producción decayó en unos años que los analistas señalan como de bonanza económica.

¿Por qué no se aprovecharon esos años para modernizar el sector en la Comunitat Valenciana? Pla, en este sentido, remarcó que eran los años de la burbuja inmobiliaria que hizo que se derivaran fondos de las empresas textiles hacia proyectos de construcción y de ocio donde la rentabilidad a corto plazo parecía mayor. Esto, según el catedrático de Empresas, limitó la inversión en tecnología y en estrategias de internacionalización en un momento en el que se necesitaba del compromiso inversor de los industriales para adaptar sus compañías a los nuevos retos de la globalización.

Y los datos no dejan lugar a dudas. En este periodo, el ritmo de creación de empresas textiles fue en la Comunitat Valenciana muy inferior (13%) al de Francia (28%), la dimensión de las plantillas no se amplió (19 empleados frente a los 69 de Alemania) y se acentuó la escasa presencia de filiales españolas en el exterior (386 y sin aumento) si se compara con Italia (1.552 y un incremento del 25%).

Además, la inversión en I+D+i, los activos por empleado o las ventas por trabajador se situaron por debajo de la media del sector en todos los casos, según los datos acumulados en un estudio, encargado por la Cámara de Valencia, que se ha dedicado a escarbar en las cuentas de más 200.000 empresas manufactureras de todo el mundo y ha analizado por dentro 130 compañías del valencianas.

La autocrítica es algo que han echado en falta los redactores del estudio. Un 35% de los empresarios entrevistados indicó que deben ser "otros" los responsables del cambio de estrategia, mientras que sólo el 20% reconoció que son los empresarios "los únicos" responsables del cambio. Curiosamente, los mismos empresarios que no encuentran macua en su comportamiento consideran mayoritariamente como "ineficaces" las políticas públicas. Pero menos confían en la administración autonómica (5%) o la asociaciones empresariales (1%) a la hora de asumir el liderazgo del cambio y señalan a la administración estatal (24%) como el punto de apoyo más sólido en estos momentos.

El informe refleja cómo las empresas miopes son las de menor tamaño, con directivos menos cualificados y vinculados al fundador, y que han tenido un pasado de grandes ventas, pero que ahora se ven desbordadas no encuentran salidas y ni siquiera las buscan: son justamente las que peor observan la situación del sector en su conjunto. En el estudio también se insiste en que una cosa es la imagen de la situación del sector textil que se ha colado en el imaginario de sus directivos y la situación de sus empresas: en todos los casos manifiestan que sus compañías están mejor que el sector. Esta visión se da, sobre todo, en los directivos de las empresas combativas. En este punto cabe señalar que la mayoría de estas compañías están dirigidas por personas universitarias que no pertenecen a su núcleo fundacional.

Pla expuso diversos ejemplos de cómo empresas manufactueras habían "planteado los límites" de sus empresas y habían conseguido cubrir un nicho de mercado. El catedrático insistió en las buenas perspectivas de subsectores como el textil-hogar, y expuso que "ha tenido que salir Zara Home "para darnos cuenta de que es un campo que debíamos haber explorado antes", recalcó José Pla.

El catedrático reconoció que la situación del sector es "grave", pero señaló que "hay recorrido y ejemplos que analizar" para encontrar cada empresa un modelo propio. Pero todo pasa, según Pla, por asumir que los métodos tradicionales "están obsoletos" que es necesaria "una visión objetiva y autocrítica de la posición estratégica" de cada compañía. Las fusiones, las alianzas y la adaptación a cada mercado es "indispensable". Y quiso tumbar un mito: "logística, marquetin y diseño no es ninguna novedad, se da por descontado. Sin eso no se puede empezar a jugar". De ahí que insistió en que no hay otra: "internacionalización o cerrar puertas".