La guerra entre Aguas de Valencia (AVSA) y Aguas de Barcelona está servida. Pero ahora es la entidad dirigida por Eugenio Calabuig la que ha decidido recurrir la adjudicación de la gestión de agua en baja, el saneamiento y la depuración del área metropolitana de Barcelona a Agbar, una adjudicación que se producirá de forma directa mediante la creación de una sociedad mixta (SEM).

El organismo Área Metropolitana de Barcelona (AMB), que agrupa a 36 municipios „incluida la Ciudad Condal„ con 3,2 millones de personas, tendrá el 15 % de las acciones de la SEM, mientras que la empresa Agbar, que actualmente gestiona la distribución de agua en baja en 28 de los 36 municipios, se queda con el 85% de las acciones. Esta nueva sociedad se encargará de la gestión de la distribución del agua en baja, el saneamiento y la depuración durante los próximos 35 años, un contrato que generará una facturación de alrededor de 9.800 millones de euros.

Aguas de Valencia, que actualmente tiene una concesión en el municipio Palma de Cervelló al 50% con Comsa, dentro del área de la explotación de la nueva empresa mixta liderada por Agbar, ya ha presentado varias alegaciones contra la constitución de la nueva sociedad „sobre las que no ha recibido contestación, según señalaron fuentes de la empresa„ al entender que una concesión de esas características e importe no puede hacerse sin concurso público previo. De hecho, en Valencia consideran que justificar la puesta en marcha de la nueva sociedad con la participación mayoritaria de Agbar «en su fuerte implantación» en la zona no es legal, ya que no ha acreditado los títulos para gestionar algunos de los municipios en los que está actualmente, como Barcelona.

El contrato que no aparece

Una sentencia de 2010, que está recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, impidió el corte de suministro a un usuario de la Ciudad Condal al no poder acreditar Agbar con un contrato su titularidad del abastecimiento de agua en Barcelona, en donde lleva décadas gestionan­do el suministro. Aguas de Valencia sostiene que aún no se ha presentado ningún contrato de concesión con el Ayuntamiento de Barcelona, a pesar de los requerimientos presentados.

Por otra parte, AVSA ha requerido también que un perito independiente establezca los criterios de valoración de los activos que aportará Agbar a la nueva sociedad mixta, al entender que no están claros. La entidad Área Metro­politana de Barcelona ha establecido un capital social de 337 millones para la SEM. Agbar aportará a la sociedad gestora unos activos valorados en 476 millones „incluye un millar de empleados„. Como la parte de capital que le corresponde „el 85 %„ debería ser de 286 millones, la nueva sociedad mixta debe comprar a Aguas de Barcelona activos por 190 millones, que tiene que devolver antes de 2023 y por los que debe abonar anualmente a Agbar un interés del 7,25 %.

Avsa, que también ha presentado un recurso especial contra la adjudicación a través de su filial Sociedad Española de Abastecimiento (Saasa), prepara además, en caso de que no prosperen las alegaciones y el recurso, la vía del contencioso administrativo.

La última batalla

La batalla entre Aguas de Valencia y Agbar vivió su última entrega en la capital del Turia el pasado martes, al recurrir de nuevo la adjudicación acordada por la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi) a AVSA del concurso para constituir una empresa mixta para distribuir agua potable en alta al área metropolitana de Valencia durante 50 años, un concurso que se ha vuelto a repetir después de que el TSJ anulara la adjudicación de 2008.

La pelea por el mercado del agua

Las concesiones de agua se han convertido en un caramelo apetecible para todas las empresas del sector, sobre todo ahora, que ayuntamientos y entidades supramunicipales o autonómicas necesitan liquidez y están dispuestos a sacar al mercado todos los contratos posibles. No obstante, el caramelo más dulce está en Madrid y tiene un nombre, el Canal de Isabel II. Mientras se abre esa puerta, las empresas toman posiciones extendiéndose como una «mancha de aceite». El control de la zona de Cataluña y Comunitat Valenciana no es baladí. La batalla de Valencia, de momento, es de AVSA, pese a los recursos de Agbar. Pero la de Aigües Ter-Llobregat (la gestión del agua en alta de Barcelona, área metropolitana y 9 comarcas), un contrato con un canon de mil millones, se lo ha arrebatado sorprendentemente el grupo liderado por Acciona y el banco brasileño BTG a Agbar, que concurría de la mano de First State y Caisse Depôt. Por supuesto, Aguas de Barcelona ha recurrido también esa adjudicación. m. a. s. valencia