La banca se ha ganado a pulso una mala reputación ante la sociedad española tras el papel que jugó en la reciente gran crisis económica y social. La mala gestión de la mayoría de entidades, y en particular de las Cajas de Ahorro, sin respetar los criterios mínimos de responsabilidad y prudencia, los escándalos financieros y los desahucios, la comercialización abusiva de determinados productos (como las preferentes), la quiebra de las grandes Cajas y la forma de su rescate, todo ello ha debilitado el prestigio del sistema bancario español, y su restauración constituye un auténtico reto para el sector en las actuales circunstancias.

En su libro ¿Es posible un mundo sin bancos? La revolución de las finanzas éticas y solidarias, el profesor Joan Ramon Sanchis Palacio, de la Universitat de València, critica la reestructuración que se ha producido en el sector bancario español como consecuencia de la crisis, pues ha derivado en el reforzamiento y el aumento del poder de la gran banca convencional, de manera que la concentración bancaria es ahora mayor en España que en el conjunto de la Unión Europea. Sin embargo, a su entender, otra banca es posible, y sobre todo necesaria para contrarrestar el enorme poder de los bancos convencionales.

En dicho libro se presentan los diferentes modelos de banca ética y microfinanzas que existen en la actualidad, en España y a lo largo de Europa, los cuales han surgido desde el cooperativismo y la economía social. Algunas de estas entidades, como las cooperativas de crédito, tienen ya una larga tradición, mientras que otras, como las cooperativas de servicios financieros, las cooperativas mixtas y la propia banca ética, tienen un origen más reciente. La llamada banca ética se caracteriza por unos códigos de conducta que están basados en la transparencia y en la inversión socialmente responsable. Un tipo de banca que todavía hoy tiene muy poca presencia en España, donde la banca privada acapara el 90 % del negocio bancario y las cooperativas de crédito el 6 %.

Sin duda, sería bueno que nuestro país tuviera en el futuro un sistema financiero más equilibrado, por lo que habría que apoyar en mayor medida a la banca ética y a las cooperativas de crédito. Pero, dado el predominio actual de la banca convencional, lo más importante, a mi modo de ver, es que ésta mejore sus códigos de buen gobierno. En tal sentido, cabe señalar que el Banco Central Europeo ha asumido una función de supervisión de la banca (en el proceso de la Unión Bancaria europea) y que se ha aprobado una nueva regulación para que el sector supere las carencias desveladas por la pasada crisis. Todo ello implica mayores exigencias para una banca española que tiene el reto de alcanzar una rentabilidad mínima en un escenario de bajos tipos de interés, un elevado volumen de activos improductivos y una revolución digital en marcha.