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Análisis

Principio y fin del fugaz imperio valenciano del pollo

La familia Baringo vendió en junio sus tres empresas interproveedoras de Mercadona

Hasta hace un mes, los reyes del pollo en España eran valencianos. Es lo que tiene ser interproveedor en exclusiva de algún producto para Mercadona. Con el 24 % de la cuota de mercado de la distribución, servir al gigante que preside Juan Roig significa disparar la facturación, los beneficios, pero también el nivel de exigencia e inversión. Cinco millones de familias españolas compran en las tiendas del líder de la distribución y para encajar en este puzzle se debe asumir el «modelo de calidad total». Algo así como abrir la empresa de par en par a tu único cliente. Si las cosas funcionan, el crecimiento a la sombra del gigante es imparable, pero si algo se tuerce, puedes pasar del todo a la nada en cuestión de semanas.

Los hermanos Miguel y José Baringo habían conseguido el hito en 2013 de que la firma que preside Juan Roig les encargara servirle la carne de pollo fresca. 700.000 aves a la semana, 33 millones al año. Antes, esta familia valenciana se había ganado la confianza de Mercadona con la producción de pinchos de carne con la histórica Pinchos Jovi. La empresa que sus padres crearon en un bajo de València en 1974 y que en 2003 se había convertido en interproveedor de este singular producto.

Según fuentes del sector, los Baringo tenían poco o nada de experiencia en la cría de pollos cuando en 2013 montan Avinatur para proveer carne de esta ave a la compañía de Juan Roig. Pese a la inexperiencia, la firma radicada en Llíria ya facturaba en 2014 124 millones, 151 en 2015 y 175 en 2016. Un crecimiento exponencial que les situó dos años después de nacer como número dos del ranking de empresas del sector de productos cárnicos en España según volumen de ventas.

Y eso sin contar con su histórica Pinchos Jovi -con 230 trabajadores- ni la empresa Delibreads que también sirve tortitas en exclusiva para la marca Hacendado. En total, el novel grupo valenciano bautizado como Aldebarán Projects alcanzó los 240 millones de negocio en 2016.

Pero algo se torció en 2017 y hace un mes los hermanos Baringo tuvieron que vender las tres empresas que trabajan para Mercadona. Y tras haber contraído más de 44 millones de euros de deuda con los bancos para acometer inversiones en los últimos tres años, según sus cuentas depositadas en el registro mercantil. Traspasaron desde Avinatur hasta Pinchos Jovi, que sus padres habían levantado hace 43 años.

La versión oficial que vendedores y compradores dieron fue que «es el resultado de su nueva orientación estratégica y de negocio». Pero fuentes del sector ironizan con que «fue una orden imperial». «Era la venta o el desenganche», aseguran otras fuentes consultadas. Y el desenganche de una empresa cuando se es interproveedor de Mercadona puede ser catastrófico para una compañía puesto que la facturación cae en picado. El traspaso de las empresas a unos nuevos propietarios garantizará el mantenimiento de todos los puestos de trabajo aunque bajo nuevas directrices.

En el sector explican que la inexperiencia en la cría de pollo de los Baringo les hizo tomar algunas decisiones que no gustaron en la compañía a la que proveían en exclusiva. Entre ellas, en el proceso de refrigeración de las aves una vez sacrificadas, que provocó no pocas devoluciones de producto, algo «inadmisible» en el modelo de calidad total de Mercadona, según fuentes del sector. La decisión, comentan las mismas fuentes, fue trasladada a los propietarios en pocas semanas y la venta efectiva en días. Eso sí, no ha trascendido ni un número de la operación.

Así, el empresario Alfonso Serrano, exdirector general de Procavi -gran distribuidor de carne de pavo-, se ha hecho con el control de Avinatur y Pinchos Jovi, mientras que Álvaro Otero, yerno de Juan Roig, pasa a ser el dueño de Delibreads, a la que quiere imprimir una visión internacional.

El que iba a ser el imperio del pollo con apellido valenciano bajo el nombre Grupo Aldebarán Projects se ha quedado en un intento. Los Baringo sólo se han quedado con Tacona, la firma que gestionará un restaurante mexicano en València. «Una nueva orientación estratégica», dicen las fuentes oficiales.

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