«Afortunadamente, los de la Unesco son más serios que los políticos. Esperemos que no pase nada raro». Las fallas llevan tres años intentando alcanzar la distinción de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y la lógica de los acontecimientos dice que le tocará en la hornada de 2016. Pero ayer, durante un coloquio organizado por el Casal Bernat i Baldoví en El Corte Inglés, se desveló que la Tamborrada, una manifestación cultural que se extiende por varias comunidades autónomas (incluyendo la valenciana), está recomponiendo su expediente „que fue rechazado por la Unesco por incompleto„ y podría, llegado el momento, poner en peligro la candidatura de la fiesta josefina.

Esta fue una de las enseñanzas que se extrajeron de la conferencia, en la que las otras tres manifestaciones valencianas que ya tienen ese codiciado sello de garantía (Fiestas de Nuestra Señora de la Salud de Algemesí, Misteri d'Elx y Tribunal de las Aguas) explicaron algunas de las ventajas obtenidas tras sus respectivas declaraciones.

El expediente sobre las fallas presentado por la comisión de trabajo fue presentado sin tacha y ocupa, teóricamente, el puesto 7 entre las que se estudiarán en 2016. Javier Mozas y José Martínez, miembros de la misma, recordaron que el principal valor en la candidatura no es la fiesta como tal, sino su espacio cultural, incluyendo «la transmisión intergeneracional, la integración, la socialización, autogestión, espíritu democrático, los oficios y las manifestaciones peculiares, incluyendo el propio monumento, el tro de bac, la mascletà, los «a proposits»... la declaración no protege ni la ofrenda, ni las verbenas ni el play back, sino la vertiente cultura y todas sus singularidades». De hecho, en el vídeo de diez minutos que se entregó no se hace ninguna referencia a los aspectos lúdicos propios de las comisiones, desde los juegos de naipes a las comidas populares o la música moderna. Tampoco a la religión: ni San José ni la Virgen.

Julio Blasco, director del Museo Valencià de la Festa en Algemesí aseguró que «con esa marca de calidad hemos pasado de ser una fiesta más, que "estaba ahí", a tener un respeto, tanto popular como institucional, que antes no se tenía. Fue un enorme ejercicio de autoestima, un revulsivo. Antes, para ir a una feria de turismo, nos costaba mucho. Ahora nos lo piden».

Existe un sector de turistas de patrimonio, que buscan este tipo de manifestaciones. «Si cada día, fuera de los días de fiestas, tenemos seis o siete visitantes en el pueblo, antes no venían».

Para el Misteri, según el archivero Joan Castaño, la fiesta ha ganado «en consistencia, en que ahora es más factible pedir ayudas a entidades particulares y, sobre todo, la ley protectora. Nosotros no podemos gozar de un turismo de masas porque la capacidad es limitada. Pero no cabe duda que la protección que se consigue es impagable». El Tribunal de las Aguas no es una fiesta, aunque su historiador Daniel Sala asegura que «los hay que lo ven y creen que es algo folclórico, una representación teatral. Se nos ha llegado a decir, los días que no hay pleito, que por qué "no preparábamos un denunciado"». Ahora, siendo patrimonio, «llamas a una puerta y no te pueden decir que no».

Una descripción de 250 palabras, diez minutos de filmación y diez fotos son las armas para defender la candidatura de las fallas. «El reconocimiento de la Unesco permitiría salvar aquellos aspectos que están en peligro» recordándose especialmente en este sentido la singularidad del tró de bac.

En principio, tras la elección de 2016, las siguientes candidaturas serían los Caballos del Vino de Caravaca y en 2018 sería un patrimonio natural. Por lo que obtener la calificación en 2016 se considera esencial. Y se recordó que «lo que no se puede es vender ninguna visión comercial. Si se pretende cambiar la fecha de San José por ese motivo, se puede hasta perder la condición de patrimonio».