Minutos antes de que Pirotècnia Alicantina de Foc i Artifici hiciera sonar su «partitura» de masclets, cohetes y silbadores, la plaza del Ayuntamiento se sumergió en las melodías de las «dolçaines» que sonaron en honor a Joan Blasco, el padre moderno de este instrumento, fallecido el pasado miércoles a los 88 años de edad. Fue el primer homenaje que desde el ayuntamiento se ha impulsado para recordar a esta figura clave de la cultura valenciana. Pero el consistorio prepara algo más «gordo».

El Ayuntamiento de Valencia ultima una concentración de «dolçainers» que actuará en una de las últimas «mascletàs» y que rendirán, ahora sí, un completo homenaje a Joan Blasco, considerado el padre moderno de la «xirimita». Se desconocen los detalles, pero la intención es que se convierta en algo así a una gran entrada al ritmo de las dulzainas y el tabalet.

El que jugó también con el ritmo fue el pirotécnico Pedro Luis Sirvent, que apostó por una «mascletà como las que se hacían hace 100 años», con toda la carga de fabricación propia. El disparo contó con 96 kilos de material reglamentado, la segunda carga más baja de todas las que se van a disparar en Valencia estas Fallas. «Si pongo más rompo la plaza», dijo Sirvent, que hizo vibrar a los aficionados concentrados.

Desde abajo, y no desde el balcón, la vivió el alcalde Joan Ribó, que compartió la «mascletà» con enfermos medulares de la asociación Aspaym. Arriba, en la terraza consistorial, no cabían más alcaldes por metro cuadrados. Estuvieron representados todos los pueblos que celebran Fallas y claro, hubo «overbooking».