La inclusión de las Fallas en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad permite a la fiesta y todas sus valores añadidos ingresar en un club muy particular en el que se arraciman manifestaciones culturales de todo tipo. Que, con las incorporaciones de ayer y las que quedan hoy, superarán la cifra de 350. Esta «galería de ilustres» empezó en el año 2008 pero ahora tiene un carácter más restrictivo: cada país sólo tiene la opción de presentar una candidatura por año. De esta manera se intentará parar la sobreabundancia que existe en la actualidad de países como China, Japón o Corea del Sur, que en los primeros años se lanzaron a una desatada carrera por convalidar sus patrimonios.

Esta lista está muy lejos de ser un ranking de las fiestas más populares, tan habituales en portales turísticos o de entretenimiento de internet. Más aún, se puede decir que las Fallas es la primera de las fiestas que aparecen en esas listas „caracterizadas por su popularidad y bullicio„ que consigue también el mérito de tener un valor patrimonial.

La Unesco no reconoce ni a la Oktoberfest, la fiesta Holi de la India, el Año Nuevo tailandés o el Mardi Gras de Nueva Orleans. Incluso resulta curioso que no están los carnavales más famosos del mundo, como son los de Río de Janeiro, Venecia y Notting Hill pero sí otros, como los de Recife (Brasil), Barranquilla (Colombia) o Imst (Austria), entre otros. Y no todos los países lo disfrutan. Lugares como Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia, Irlanda o prácticamente toda Escandinavia no han querido o sabido poner en valor sus tradiciones.

La lista de patrimonios se divide en diferentes posibilidades: expresiones y tradiciones orales, incluyendo el lenguaje como un vehículo del patrimonio cultural inmaterial; artes del espectáculo; prácticas sociales, rituales y actos festivos; técnicas artesanales tradicionales y conocimientos y prácticas relacionadas con la naturaleza y el universo.

Precisamente, una de las características de la candidatura de las Fallas es la riqueza de contenidos: basta con tener un único requisito de estos para intentar ser Patrimonio. Las Fallas lo son en todas menos en ser una práctica relacionada con la Naturaleza y el Universo. Dicho de otra forma, tiene tal riqueza de matices que se le pueden aplicar infinidad de aspectos positivos.

¿Qué tipo de manifestaciones hay en el listado de Patrimonio Inmaterial? Prácticamente de todo: carnavales, procesiones, procesos de fabricación, artesanías de cualquier tipo de material „aunque los telares tienen una especial presencia„ practicas ancestrales, música, danzas, fabricación de instrumentos, de viviendas, de hábitos en la vida. Todo son fórmulas que ha adoptado el hombre, en sus diferentes latitudes, y que reciben de esta forma una «marca de calidad». Bajo ese paraguas se juntan desde la cultura de utilizar la sauna en Estonia a los teatros de máscaras chinos. Desde los ritos de iniciación del pueblo mandinga „la ficción lo llevó a la televisión en la serie «Raíces», basada en el libro de Alex Haley que protagonizaba Kunta Kinte„ a los bordados de diferentes partes del mundo.

Sí que hay Patrimonios conocidos, como la cetrería „el empleo de aves rapaces para cazar„, el Fado de Portugal, el Mariachi mexicano o la Dieta Mediterránea.

Pero con el reconocimiento se busca algo más. Un mérito. Por ejemplo, ¿por qué en Madagascar se reconoce el trabajo en madera del pueblo Zafimaniry? «Los Zafimaniry, que se instalaron en una siglo XVIII en esta región boscosa y apartada del sureste de Madagascar, son madereros, carpinteros y artesanos desde generaciones y han creado en torno al trabajo de la madera todo un conjunto de técnicas y de conocimientos. Esta tradición artesanal es testimonio de la función primordial de este material en todos los aspectos de la vida y de la muerte. El dominio que muestran los zafimaniry de la escultura en madera aparece en la elaboración de objetos de la vida cotidiana». Es una tradición, una transmisión de conocimientos.

Por eso a las Fallas no se les ha reconocido por las verbenas, las carpas o los pasacalles. Sino por los elementos que la rodean. Italia tiene patrimonializada una costumbre de grandes construcciones parecidas a las Fallas en las que se reconoce «la transmisión de los conocimientos y técnicas», así como «el reparto coordinado y equitativo de las tareas, que estrecha los lazos entre los miembros de las comunidades mediante el reforzamiento del respeto mutuo, la cooperación y el trabajo realizado conjuntamente».

En las Fallas ayuda la tradición, el perfeccionamiento artístico, las sagas familiares de artistas (que construyen) y de falleros (que sufragan), la música, la pirotecnia, la indumentaria y todas las artesanías que seguramente, no existirían sin un mercado de caso doscientas mil personas que lo consumen. Para todos ellos empieza ahora una nueva vida.